Con capacidad rebosante en hotelería, casas y departamentos de alquiler, bares y restoranes, Monte Hermoso recibió el nuevo año.
El tema de debate que mantuvo el interés de residentes y turistas fue el de los fuegos artificiales.
Cuestionados hoy por su gran estruendo y lo perjudicial que son para niños pequeños, para niños y adultos con síndromes del espectro autista así como para las mascotas, se especulaba con que ya se terminaría el hábito de recibir el nuevo año con el espectáculo lumínico sonoro.
Sin embargo, el municipio no quiso renunciar a esta costumbre cuando quizás había llegado el tiempo de reemplazarla por otra.
El secretario de gobierno Hernán Arranz dijo hace más de un mes que tal vez fueran los últimos, y el secretario de turismo Franco Gentili aseguró después que serían “amigables”.
Esto no sucedió. Anoche, durante 10 minutos, un gran estruendo sacudió la ciudad. Tal vez se sintió más porque la noche estaba muy serena, casi sin viento. Pero lo cierto es que los fuegos artificiales hicieron más ruido que nunca. De hecho, muchas personas que residen muy lejos del lugar donde fueron lanzados, comentaron que escucharon los ruidos del estruendo y los que estaban más cerca no solo los ruidos sino también la vibración.
Las personas que confiaron en lo dicho por las autoridades se sienten decepcionadas. En nuestro caso, como medio de comunicación, no hemos hecho otra cosa que ser difusores de una noticia que lamentamos haya terminado siendo falaz.
Las innumerables voces que se alzaron antes y después tienen la plena justificación en no haberse sentido escuchado antes y haber sido engañado luego.
Al margen del espectáculo de luces y ruidos, el grupo Pecadora, que actuó a continuación, hizo bailar a miles de turistas que con alegría compartieron la bienvenida al nuevo año en Monte Hermoso.
¿Habrá sido la última vez?
Según Guillermo Cantatore, el secretario general del sindicato que nuclea a los empleados de la industria de la pirotecnia (SUEIPA), “se van a empezar a eliminar los productos pirotécnicos debido al daño que provocan a personas con hipersensibilidad auditiva”, reconociendo además que “es verdad que este cambio se tendría que haber hecho hace 10 años”.
Sin embargo, no hay ninguna normativa que prohíba su fabricación, aunque reconocen que el mercado cada vez los demanda menos.
“Lo que está pasando es que abastece menos al mercado con estos productos; la demanda, hoy, se inclina por aquellos de bajo impacto sonoro y con luces”, explicó el dirigente.
El principal problema del sector no son los petardos ruidosos sino la mercadería que se fabrica de manera ilegal, sin las aprobaciones de la agencia reguladora de este tipo de materiales, la ANMAC.
“A la hora de comprar los productos, hay que ver que tengan etiquetas y que estén rotulados con la aprobación de la agencia” concluyó Cantatore.
Lo cierto es que la caída en las ventas, también las campañas de concienciación y el cambio de hábitos con respecto a los efectos, han hecho lo suyo. Desde el sector productivo de fuegos de artificio, esperan mantener la costumbre de celebrar con fuegos artificiales, que se viene repitiendo desde hace 100 años.
Aseguran que hoy, por 3 mil pesos se pueden adquirir algunos productos básicos y seguros para que los más chicos se diviertan.
Sin embargo, nos preguntamos, si no ha llegado la hora de crear otras costumbres más saludables para que los chicos y los grandes se diviertan.
Los fuegos artificiales no son solo luces en el cielo nocturno, son ruidosos, generan un gran olor a pólvora que permanece en el lugar de las explosiones y en sus alrededores por muchas horas y no justifican esos minutos de luces por lo perjudicial que son para el ambiente.
Los fuegos artificiales “amigables” tal vez todavía no existan. Quizás es tiempo de generar otros hábitos de diversión.
