A 20 años de la renuncia de De La Rúa. ¿Cómo se vivían aquellos convulsionados días en nuestra ciudad? El 2001 desde adentro

Dialogamos con dos protagonistas de aquellas turbulentas jornadas

De la Rúa y Juan Pablo Baylac

Los hechos sucedidos en diciembre de 2001 conmocionaron al país y fueron el origen de cambios que no sólo se reflejaron en la renuncia del entonces presidente de la Nación, Fernando De la Rúa, sino que trajeron consecuencias a mediano plazo. Repasar esos momentos de la historia reciente es un compromiso ineludible que tenemos los argentinos para saber cómo no se deben hacer las cosas, para no dejar de defender nunca los derechos de la democracia y para construir un país más allá de los liderazgos.

Con este objetivo, dialogamos con dos protagonistas de aquellas turbulentas semanas, quienes contaron cómo recuerdan lo vivido hace 20 años. Uno de ellos es el ex vocero presidencial Juan Pablo Baylac. Desde su rol junto al entonces jefe de Estado, recuerda que “en realidad no todo comenzó aquel 19 de diciembre” y considera que “más bien ese fue el detonante”. 

“Fue cuando el presidente De la Rúa declaró el estado de sitio a pedido de los gobernadores de Santa Fé, Carlos Reutemann; de Buenos Aires, Carlos Ruckauf; y de Córdoba, José Manuel De la Sota; que tenían conflictividad en sus provincias. Esto cayó muy mal en el marco de la sociedad y hubo una movilización espontánea, donde la gente se agolpó frente a la Casa Rosada sin que existiera ningún episodio de violencia; simplemente gritos, furia y el pedido de ‘que se vayan todos’. Esto motivó que el día 19 a la noche, el presidente le pidiera la renuncia a la totalidad de su gabinete y lo reestructurara para el día 20”, rememora Baylac.

El ex funcionario presidencial agrega que “ese día (20 de diciembre) se iba a llevar a cabo una reunión con los gobernadores justicialistas de las provincias, vinculada a la seguridad, pero los mandatarios desistieron de concurrir”. En paralelo, relata Baylac, “hubo manifestaciones y violencia”. 

“Prácticamente se copó la Casa Rosada con manifestantes que venían de los municipios del PJ bonaerense y otros sectores de izquierda, que tuvieron la circunstancia de encontrar a la Policía Federal que apareció con sus caballos en la plaza”, evoca, y considera: “Los hechos más lamentables ocurrieron en la tarde de ese día, cuando murieron cinco ciudadanos en los alrededores de la Casa Rosada”. 

El 19 de diciembre se establecía el estado de sitio a través del decreto 1678

Sobre este punto, el ex integrante del gabinete de De La Rúa remarca que desde el gobierno “no hubo ninguna orden de reprimir”. Según Baylac, “el jefe de la Policía Federal y la jueza (María Romilda) Servini de Cubría eran los responsables. Se cree que ella dio la orden de sacar a la gente de la plaza, porque la Policía Federal tampoco cumplía la tarea de preservar la Casa Rosada y a las autoridades que estaban allí adentro”.

Derrumbe

“El 20 fue un día muy complejo”, recuerda el ex subsecretario de Comunicación de la Nación. “Fue el día en que el presidente de los argentinos renunció, luego de ingentes acciones para hacer reflexionar al Partido Justicialista de constituir un gobierno de unión nacional, que supusiera que todos juntos iban a garantizar la gobernabilidad, dado que la legitimidad de origen de esa gobernabilidad la tenía De la Rúa tras haber sido electo por 11 millones de argentinos en comicios libres”. 

Baylac dice que la decisión de De la Rúa de renunciar a su cargo fue tomada “para evitar males mayores a todos los argentinos ante la negativa por parte del justicialismo”. 

“La renuncia del presidente no estuvo planeada”, detalla. “Antes de tomar la decisión, en conferencia de prensa, él hizo un llamado a la unidad nacional, a reivindicar la legitimización de origen, a describir la crisis política. Siempre trató de reconstruir los consensos, buscando mecanismos de acuerdos de políticas públicas que contuvieran la crisis económica y social”, rememora.

Baylac insiste en que en ese contexto “la política tenía que dar gestos” y cuenta que esta fue la razón por la que “reunimos a los legisladores, los sindicatos y los empresarios, y les planteamos cuáles eran las necesidades del gobierno en ese momento, en la búsqueda de mostrar un frente unido”. 

“Tuve la deferencia de parte del presidente de invitarme al momento en que estaba firmando su renuncia; escribiéndola de puño y letra. Es triste ver a un jefe de Estado elegido legítimamente tener que dimitir a su cargo porque la política no quiso, no supo o no pudo resolver el conflicto que se avecinaba y se profundizaba: una crisis económica, una crisis política y una crisis social de magnitud”, reflexiona.

Sobre la crisis política desatada en aquellos días, Baylac observa que “costó mucho resolverla. Hubo cinco presidentes hasta que llegó (Eduardo) Duhalde el 1 de enero de 2002 y tuvo que adelantar la entrega del gobierno cinco meses, además de renunciar a su propio mandato”.

El “corralito”

El primer día de diciembre de 2001, el gobierno de Fernando de la Rúa dispuso la restricción de la libre disposición de dinero en efectivo de plazos fijos, cuentas corrientes y cajas de ahorros con el objetivo de evitar la salida de dinero del sistema bancario. La medida tomó la denominación popular de “corralito” y fue uno de los desencadenantes de aquella crisis económico-político-social de enorme magnitud.

El vocero presidencial de aquel gabinete afirma que “el corralito’ no fue una medida de carácter ideológico sino una necesidad” y que “lo que le provocó a la gente la pérdida del valor de sus depósitos no fue ‘el corralito’, ya que su dinero se les devolvía por mes y podían hacer compras, al valor de 1 peso – 1 dólar sino el ‘corralón’ que provocó Duhalde, que generó una devaluación del 400 por ciento (1 dólar valía 4 pesos)”.

“Ahí fue donde se le afectó a la gente el valor del dinero. El ilusorio colectivo le asigna a De la Rúa la culpabilidad directa, en razón de que al aplicar el ‘corralito’ le sacó sus recursos, pero el que realmente afectó a la gente fue Duhalde. Aquella frase suya de ‘el que depositó pesos recibirá pesos y el que depositó dólares recibirá dólares’ finalmente no fue así cuando devaluó el 400 por ciento”, sostiene Baylac.

El rol de los medios

Respecto al siempre controvertido papel de los medios de comunicación en tiempos de conflictividad política y social, el ex vocero presidencial opina que “lo más complicado está vinculado a la manera en que se comunicó el conflicto”. 

“Transmitían lo que sucedió en el Conurbano como si hubiera pasado todo el día; eso es reiterar para dañar, porque los hechos ocurrieron a las 8 de la mañana y lo transmitieron todo el día”, recuerda, y dispara: “Yo no tengo ninguna duda que hubo un golpe blando en la Argentina, que esa acción fue inducida para que el presidente renunciara”. 

20 años después, Baylac considera que “el escarmiento que los argentinos tenemos que hacer” es que “no podemos apelar a destruir la herramienta que hemos construido con tanto esfuerzo después de padecer dictaduras como hemos padecido”. 

“Tenemos que buscar el consenso político de todas formas”, concluye.

Di Pascuale

Otro de los protagonistas del convulsionado fin de año de 2001, en este caso a nivel local, fue quien era intendente en nuestra ciudad en aquel entonces, Marcelo Di Pascuale. Le preguntamos cómo se vivieron estos días en un pueblo como el nuestro, que seguramente no es igual a cómo se vivió en Capital Federal.

Marcelo Di Pascuale, ex intendente de Monte Hermoso

“Al ser Monte Hermoso un municipio turístico, nos golpeó primero”, recuerda el ex jefe comunal. “Fue muy duro sobre todo los primeros días de enero, porque el impacto se sintió fuerte. Muy distinto hubiera sido si esto hubiera sucedido en temporada baja. Pasadas las fiestas arrancamos con una temporada muy difícil”, rememora.

Para ejemplificar el impacto que la crisis del 2001 tuvo en Monte Hermoso, Di Pascuale relata que “en el mes de enero tuvimos una caída del 40 por ciento en el pago de las tasas, en febrero del 60 por ciento, y se mantuvo así hasta el mes de abril, con lo cual hubo que hacer un esfuerzo muy grande para mantener, primero los servicios (agua corriente, hospital, mantenimiento de alumbrado, barrido y limpieza), en un momento donde la demanda es la más fuerte del año, ya que teníamos una ciudad con 100 mil personas y había que atenderlas”.

«Hubo que hacer un esfuerzo muy grande. Y el impacto se sintió directamente en los comercios por efecto del dólar. En este país, donde se mueve el dólar, el primero que lo siente es el turismo. Fue una temporada difícil. Muy difícil. La gente estaba muy reticente -por ejemplo- a sentarse en un restaurante, ese tipo de turismo se sintió muy lastimado con ese tipo de medidas, la gente que tenía dólares prefirió guardarlos y no veranear» analiza

Y finalmente reflexiona: «Fue muy duro y nosotros desde el municipio no teníamos herramientas, después aparecieron los bonos para paliar la situación de los que menos tienen, pero desde el punto de vista municipal habíamos quedado en una situación muy débil».

Así, a dos décadas de aquellos duros momentos para el estado nacional y por ende para toda la población del país, dos líderes protagonistas, nos relataban los hechos. Desde su propia mirada y con su propio análisis.

Sin embargo, lo que hay que destacar es que ese fue un importante momento de crisis para nuestro país, que una vez más vio caer un presidente pero que representó la debilidad de un estado que ante un cimbronazo económico se viene abajo. Un estado que no se fortalece con los muros de la oposición, sino que se derrumba sin más. Un estado que no refleja la voluntad de un pueblo que lo puso en ese lugar, sino que, como una sudestada repentina que arrasa con carpas y sombrillas, arrasa con todo. Y en medio de eso está la gente. El poblador común, la gente que trabaja y tiene esperanza de construir y ser parte de un país mejor. Quizás nos falte aprender aún que el estado somos todos. Y que toda acción -por pequeña que sea- en contra del mismo, nos repercute a todos.

Que estos hechos nos sirvan para aprender. Para aprender a construir un país fuerte, con tranquilidad, trabajo y esperanza de vivir cada día un poco mejor.

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