Arpista bahiense en Abu Dhabi: “Cuando vuelva a mi país, voy a ir unos días a Monte Hermoso, la mejor playa argentina”

Alejandra Medrano es bahiense, ama la música y el arte y desde hace 16 años vive en el Medio Oriente. Hoy, a su alma viajera la retiene el trabajo que con tanta pasión y orgullo desarrolla en distintos hoteles de Abu Dhabi, la capital de Emiratos Arabes. Todo muy lindo, pero... “no hay como un atardecer montehermoseño”, asegura con énfasis.

Alejandra Medrano arpista en Abu Dhabi

“Lo prometí y lo voy a cumplir, cuando regrese a la Argentina a visitar a mi familia, voy a ir a pasar unos días a Monte Hermoso, un lugar al que todo el mundo quiere volver”.

Aunque esté del otro lado del mundo y prácticamente adaptada a una cultura bastante diferente a la nuestra, Alejandra Medrano, bahiense y amante de la música y el arte, dice vivir pendiente de la “vuelta al pago”, a nuestro país, a su ciudad natal, siempre con la idea, firme y convincente, de organizarse para una “escapada” a “la mejor playa argentina”.

“Tengo pendiente ir a Monte, es cierto, aunque el contrato de mi trabajo actual se extenderá hasta mediados de 2023, así que cuando esté por arrancar el veranito en aquel lado, seguramente viaje; es algo que no sé ni te puedo confirmar en este momento”, nos comentó esta artista y arpista que desde hace 16 años reside en Medio Oriente.

Alejandra Medrano durante una sesión de fotos en un típico paisaje de los Emiratos Árabes

Alejandra es exalumna del Profesorado de Música de Bahía Blanca, en la orientación Arpa, instrumento que la inspiró a soñar con una vida renovada fronteras lejanas a nuestro territorio argentino. Probó, le gustó y se quedó… Después de viajar por Bahrein, Qatar y Líbano, su destino final, parece ser, Abu Dhabi, capital de Emiratos Árabes Unidos.

“Vivo ahí desde 2009, aunque ahora estoy de vacaciones en España, paseando bastante”, señaló esta referente de nuestra cultura nacional, que sigue recorriendo los distintos loobys de los hoteles más lujosos del planeta -como son los de la isla del Golfo Pérsico- entreteniendo con su música a turistas del mundo entero.

“Toco durante 40 minutos mientras la gente toma un café, es muy lindo, súper emocionante que te escuchen y te miren con atención”, sostuvo Alejandra antes de meterse de lleno con los recuerdos más frescos de sus vivencias en las arenas montehermoseñas.

“Acá en Abu Dhabi hay playas públicas y privadas, pero no son extensas ni tienen tanta arena como las de nuestra costa atlántica. Te lo digo en serio: la de Monte no la cambio por nada”, sentenció con orgullo.

De allá y de acá

“Cuando estaba allá por ahí criticaba el amontonamiento de gente, el hecho de estar uno al lado del otro, de que te claven una sombrilla arriba de tus pertenencias, pero todo eso se extraña. Las playas nuestras son únicas e irrepetibles”, deslizó mientras imaginaba ese “limite imaginario” entre familia y familia al borde del mar.

Algunos elegían la arena seca (que ardía bajo el sol) y otros la parte mojada, y entre charla y charla, siempre por el inevitable contacto cercano con conocidos o simples turistas que nunca viste en tu vida, surgían los tan afamados “chusmeríos”.

“Acá en Abu Dhabi hay playas públicas y privadas, pero no son extensas ni tienen tanta arena como las de nuestra costa atlántica. Te lo digo en serio: la de Monte no la cambio por nada»

“Uhhh… Eran terribles en un escenario que se presentaba para todo. `Escuchá lo que dice ésta, mirá lo que se puso aquella´, eran detalles que no pasaban desapercibidos. Otra muy común: `Uyyy, a aquel lo agarró una ola y quedó en paños menores´. También caminar de un muelle al otro, sentarte a tomar mate y sacarle el cuero al que se cruzaba delante de tus ojos”, rememoró, reconociendo que, en parte, “se siente cómplice” de cuestiones que alguna vez experimentó.

“Hablar por debajo, el chisme, es parte de nuestra esencia y lo llevamos a todos lados. Acá suelo ir a la playa con amigos árabes que terminaron apropiándose de esa `maldita´ costumbre argenta”, acotó Alejandra con una sonrisa de oreja a oreja.

Otro tema: los vendedores ambulantes.

“Algo típico de allá que no existe aquí. Me acuerdo del vendedor de alfajores, de pareos, de objetos de bijouterie, de churros, de los helados de palito, de productos artesanales, uhhh… y mi memoria divaga también por el pebete de jamón y queso, las facturas, los sandwiches de miga, los panchos, los choclos…”

Y la siguió: “acá no se estila, por una cuestión de sanidad, vender productos comestibles en la playa, y para hacerlo hay que conseguir una licencia especial, aunque no podés ir caminando entre la gente ofreciendo mercadería; eso está prohibido”, contó.

Playas de Abu Dhabi

-¿Y entonces, dónde están habilitados para vender?

-Si estás en una playa pública, tenés que trasladarte varios metros hasta llegar a los puestos que están en la calle paralela al mar, los famosos “foodtrucks”, donde podés encontrar desde comida rápida hasta deliciosos jugos naturales.

“Muchos eligen el servicio que ofrecen los hoteles. También hay sitios específicos para veganos y vegetarianos, con recetas de diferentes países. Si salís de la playa hacia alguno de estos lugares gastronómicos, te debés vestir, ya que ir en bikini, por ejemplo, es una falta de respeto y te lo hacen saber. Sí o sí hay que cubrir el cuerpo, y considero que es una forma apropiada de pensar”.

-Más allá de la arena y la extensión, ¿qué otras diferencias notorias encontrás entre una playa argentina y una emirate?

-Cada una tiene su encanto, algo que las hace hermosas a simple vista, pero las de Medio Oriente son más serenas y silenciosas. En las públicas rara vez escuchás música, pero las que son concesionadas por los hoteles tienen un sistema de sonido envolvente que hace que te sientas en Miami Beach. El chill-disco-sexy te prende fuego la cabeza.

“Si pienso en forma rápida, se me viene a la mente el hecho de tirar las lonas en la arena o sentarte a mirar el mar desde una reposera, algo muy de allá. Sin embargo, cargar todos los implementos de playa, caminar por la arena caliente, todo eso no ocurre donde estoy ahora, porque cada lugar cuenta con sombrillas y tumbonas a las que podés acceder abonando entre 20 y 30 dólares, siempre hablando de las playas púbicas”, expresó con la seriedad que el caso requería.

Hasta que le volvió el alma al cuerpo cuando recordó esas largas tardes montermoseñas que finalizaban, a veces, con la puesta del sol en esa inmensidad de agua salada.

“¡Por eso Argentina es única! Uno llega, se instala y disfruta de todo sin pagar un centavo. Incluso a algunos sectores podés ingresar con tu vehículo, algo que acá está prohibido; no te permiten acceder a ninguna playa con animales, cuatris, motos, bicicletas o autos”, describió con certeza.

¿Quién lo saca?

“Algo que jamás volví a ver, y menos por estas playas del Golfo, son los espectáculos que se veían en los médanos, más que nada en Necochea, donde también solíamos veranear. Al atardecer, cuando todos se empezaban a ir, nos sentábamos con mi familia a ver como se encajaban las camionetas y los jeeps. Tomaban carrera, encaraban la loma y morían en el intento, con las ruedas enteras enterradas en la arena. Por suerte siempre aparecía alguna alma caritativa para ayudar a los que se encajaban; son imágenes o flashes que te quedan grabados para siempre”, compartió Alejandra.

Olas “malvadas”

“Jugábamos con la tabla de telgopor en las olas, que a veces eran gigantes y te daban vuelta sin que te des cuenta. Muchas veces algunas mujeres perdían la parte de arriba de la malla y los hombres quedaban como Dios los trajo al mundo. ¡Qué lindo poder hablar de esto”, indicó.

La picada y el asado

“Luego de trabajar durante 16 años en hoteles cinco estrellas y degustar deliciosos y exóticos platos excelentemente preparados, me animo a decir que en ninguna parte del mundo se come como en Argentina. Nuestra gastronomia es única e irrepetible.  Me refiero, puntualmente, al asado, a los tostados de jamón y queso, a los achuras y a las chuletas, cortes muy nuestros que acá no existen. Y ni hablar del café perfumado de Buenos Aires, un placer que no encontré ni siquiera en Europa”, describió.

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