Charla con Zainab Caram sobre su libro “Diario de Ramadán” en el marco del encuentro “Medicinas de cuerpo y alma”

Zainab Caram

Este fin de semana se desarrolló en nuestra ciudad el encuentro “Medicinas de cuerpo y alma” organizado por la Biblioteca Popular.

Se formalizaron diversas conferencias en la Sala Auditorium del Centro de Convenciones, así como exposición y venta de diversos productos en el salón del lugar.

Allí nos dimos cita con la autora local Zainab Caram, con quien conversamos sobre su libro “Diario de Ramadán”, de reciente edición.

Ramadán es un tiempo que invita a contemplar la vida espiritual y la mirada sobre lo cotidiano y tangible.

En este libro se relata la experiencia diaria de vivir este bendito mes en un contexto de soledad enmarcada en la pandemia, buscando los resquicios virtuales para la comunicación con los afectos. Estos versos son una forma de repensar este tiempo que hace un quiebre en el sentido de la vida.

Deja interrogantes acerca de la existencia y la fe creciente en conjunción con la muerte, el hambre, los silencios. Y queda la certeza, la esperanza en un próximo Ramadán.

Natalia –tal el nombre de la autora– quien además es somelier de te (que estaba vendiendo en su stand), nos cuenta que el libro fue publicado hace aproximadamente un mes, que “fue escrito en la primera parte de la pandemia, cuando no sabíamos cómo relacionarnos”.

A propósito del título del libro, “Diario de Ramadán”, nos detalla que “Ramadán es un mes sagrado para los musulmanes, un mes en el que generalmente nos encontramos con otros. Entonces, en esta pandemia fue un Ramadám totalmente distinto, por la incertidumbre, enfermedades y fallecimiento de seres queridos a los que no pudimos acompañar, por la obras que se hacen habitualmente con necesitados de caridad o con encuentros que no se pudieron llevar a cabo. Entonces fue un Ramadán de comunidad pero también para adentro, de enriquecimiento personal y espiritual”.

El encuentro con uno mismo es movilizante y a propósito expresa que “el encuentro con uno es esperanzador, porque uno se va ubicando en el tiempo que estamos viviendo y se acepta en esas circunstancias y ve las potencialidades que pueden surgir y las falencias. El tema es aprender que tenemos otros medios para no sentirnos solos y acompañarnos”.

Acerca de la tecnología reflexiona que fue una herramienta que “debí hacerme amiga de la tecnología pero prefiero el encuentro personal, el cara a cara, el lenguaje corporal, el gestual, que dice mucho más que un mensaje de texto o un emoji. Valoro la comunicación por medio de la tecnología pero nunca va a suplantar al encuentro presencial”.

“Puedo valorar que llegas a mayor cantidad de personas y que ese encuentro te puede dar mayor calidad en la comunicación, con quienes ni pensabas que ibas a conocer; por eso es que le doy el lugar que le corresponde”, con referencia a su utilización, pero no permitiendo su invasión.

Natalia es oriunda de Monte Hermoso y migró para cursar sus estudios de nivel superior. Posteriormente a ello, vuelve a la ciudad ya con su hija Zoe, que hoy tiene 14 años, y de quien expresa que está desarrollándose plenamente en lo que ella elige hacer, lo que la llena de tranquilidad y plenitud.

Respecto a su rol de escritora nos cuenta que siempre escribió. Desde sus 9 años. “Mi primer encuentro de escritores fue en el Residencial Americano, en el Encuentro de Poetas que se hacía en ese lugar, en el año 1983. Desde ahí lo hice por necesidad y por gusto, vinculándome a lo técnico de la escritura, no solo como catarsis sino como aprovechamiento del lenguaje y de la comunicación, intentando que sea al máximo, superando las falencias y utilizar la palabra que modifica las realidades internas y externas”.

“Soy una persona de bajo perfil, mi faceta de escritora la he tenido un poco guardada, valoro mucho mi vida privada y la comparto con las personas que más valoro. En este momento lo comparto con la comunidad de Monte Hermoso porque quiero hacerlo y porque quiero relacionarme desde este lugar, desde la escritura. Relacionarme con mi comunidad con mi gente, con los que me junto todos los días”.

Nos confiesa que está trabajando sobre otro libro que va a ser una simbiosis entre el te y las culturas: “Es un trabajo de investigación que estoy haciendo acerca de cómo el te vincula a las comunidades y tomé dos como ejemplo, la cultura islámica y la cultura galesa (está aprendiendo galés y cultura galesa). Viendo como se entrelazan el te y la comunidad”.

De su propia elección y voz, el poema N° 18:

Nuestra existencia

En esta residencia temporal

Proyecto lo que fuimos en el comienzo.

La fuerza pendular de estos días

Caprichosa sumisión a lo mundano

Se desvanece

Se desintegra

Atravesada por lo trascendente

De la proximidad de la noche bendita.

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