En noviembre, las ventas minoristas pymes registraron una reducción de 4,1 %, a precios constantes, en la variación interanual, mientras que en la comparación mensual desestacionalizada la variación negativa alcanzó al 9,1 %. El único dato que se mantiene positivo es el que indica que en lo que va del año las ventas acumulan un incremento interanual del 3,4 %.
Los datos corresponden al Índice de Ventas Minoristas (IVM) que elabora la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) para medir la evolución mensual de la facturación de los comercios minoristas PyME en Argentina, basado en indicadores elementales que reflejan los niveles desagregados de ventas por sector y por región, ponderados según criterios establecidos en la metodología utilizada.
El IVM del mes de noviembre fue elaborado con base en el relevamiento efectuado en 1.224 negocios minoristas del país, realizado entre el 1 y el 6 de diciembre.
Al analizar la situación económica actual de los comercios, el 54,2 % de los encuestados reportó estabilidad en la comparación interanual. No obstante, un 37 % señaló un deterioro en las condiciones, cifra que representa un incremento de cuatro puntos porcentuales respecto a octubre, revirtiendo parcialmente la mejora de percepción registrada el mes anterior.

Al desagregar los datos se evidenció una dinámica similar: seis de los siete rubros relevados presentaron retracciones, siendo los descensos más agudos los de Perfumería (-17%), Bazar y decoración (-9,7%) y Alimentos y bebidas (-5,9%). En contrapartida, el único sector con un crecimiento interanual fue Farmacia, con una suba del 1,8%. También incluye los sectores de Calzado y marroquinería, Ferretería y materiales de construcción, y Textiles e indumentaria.
El cierre de noviembre consolida un escenario de consumo dual, donde la restricción presupuestaria y el agotamiento de los límites de financiación profundizaron la brecha entre la demanda de bienes esenciales y los consumos postergables.
La actividad operó bajo una lógica de transición, caracterizada por una fuerte cautela operativa que frenó las decisiones de inversión en el corto plazo ante la incertidumbre de los costos y la competencia.
No obstante, el dato distintivo radica en el desacople entre la coyuntura actual y las expectativas: pese a la contracción de los márgenes y el deterioro en la percepción del presente, el sector comercial sostiene una proyección optimista para el próximo año, apostando a un reordenamiento de las variables que permita reactivar la demanda interna.
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