En estos tiempos se habla con insistencia de la crianza respetuosa. Sin embargo, tal vez son más las preguntas y las dudas que las certezas.
La crianza respetuosa se basa en fomentar el diálogo, la empatía y la autonomía de las y los niños en su crecimiento. Superar la etapa de la imposición de órdenes y castigos impulsando las razones detrás de sus preguntas, ayudándoles así a desarrollar su capacidad de pensamiento crítico.
En este mundo cruel, exigente y desconsiderado, muchos se preguntan si no estamos creando adultos de cristal. Es decir, adultos frágiles, sensibles, que no puedan autogestionar sus emociones, con tendencias depresivas, sin capacidad de ponerse metas y trabajar para cumplirlas. Esto también pasa, ya que somos generaciones criadas con gritos y amenazas.
Tenemos muchísimos adultos que fueron criados con gritos, amenazas y golpes… y que ahora se ofenden por todo… que empiezan peleas y discusiones solo porque alguien hizo algo que no les gustó. Que insultan y ofenden a otras personas cuando no están de acuerdo con ellas. Que pierden el control con niños pequeños y justifican el maltrato solo porque eso hicieron con ellos y creen que salieron bien, pero ahora no saben gestionar sus emociones.
Educar con amor, empatía y respeto no forma personas malcriadas, groseras, que no saben gestionar sus emociones y reaccionan hiriendo a los demás.
Desatenderlos, compensar el tiempo con objetos, no escucharlos, no corregirlos, no ponerles límites y obligarlos a ocultar y reprimir sus emociones, eso sí puede formar personas heridas.
Pero educar de manera consciente, positiva y respetuosa no es dejarlos hacer lo que quieran.
Es educar, guiar, enseñar y corregir, desde el ejemplo, el amor, la conexión y el respeto, no desde el miedo.
Educar de manera consciente, positiva y respetuosa es hacernos responsables y entender que si queremos ver cambios positivos en nuestros hijos necesitamos comenzar en nosotros.
Si querés aprender a educar de manera consciente, positiva y respetuosa… y formar una relación de seguridad, confianza y respeto mutuo con tus hijos, tenés que comprender que los niños no necesitan gritos para aprender. Ellos necesitan conexión y un buen modelo a seguir. Alguien que les enseñe con el ejemplo, no solo con palabras.
No obstante lo dicho, podemos considerar algunas estrategias clave en la crianza respetuosa, que apuntan a un crecimiento positivo, que empodere y fortalezca, que ayude a saber resolver problemas y que no se encandile con la fórmula mágica de la felicidad, sino que pueda comprender que su vida tiene muchas aristas, muchos motivos, muchas personas. Que la mejor manera de ser feliz es sintiéndose pleno en cada espacio.
Apuntando a eso, tengamos en cuenta gestionar con nuestros niños y niñas en su crianza respetuosa:
– Tener una escucha activa y de validación: prestar atención a las preguntas de las y los niños, mostrar interés por sus dudas y validarle sus emociones.
– Tener diálogo abierto y honesto: explicar las cosas de manera clara y honesta, respondiendo a sus preguntas de forma adecuada a su edad, su curiosidad (responder lo que preguntan, no más información que la que necesitan) y comprensión.
– Realizar preguntas abiertas en lugar de respuestas directas: en vez de dar una respuesta directa, podemos hacer preguntas como ¿por qué te parece que….? De esta manera fomentamos su reflexión, que es mejor que brindar una respuesta para todo y que los y las niñas crean que somos la fuente de la sabiduría y no reflexionen sobre las cosas que les despiertan dudas y curiosidad.
– Respetar su autonomía: dejaremos que exploren sus preguntas y tomen decisiones apropiadas para su edad, incluso si son las que no esperamos.
– Fomentar la curiosidad y el pensamiento crítico: aprovechar las preguntas para generar debates y discusiones interesantes, ayudándole a desarrollar su capacidad de análisis y reflexión.
– Evitar castigos y reprimendas: no usar castigos o reprimendas para silenciar las preguntas de los niños. Esto puede dañar su autoestima y generar miedo a cuestionar.
– Ser paciente y comprensivo: las preguntas de los niños pueden ser desafiantes, pero es importante ser paciente y comprensivo, ya que están en un proceso de aprendizaje y desarrollo. Y además, su lógica puede resultar graciosa para el mundo del adulto, pero sin embargo es válida.
– Utilizar recursos como libros, vídeos o juegos: aprovechar las preguntas de los y las niñas para buscar información en libros, videos o juegos que puedan resultar interesantes para ellos.
– Buscar apoyo de profesionales: cuando haya dificultades para responder las preguntas de tus hijos o para manejar ciertas situaciones no hay que dudar en buscar apoyo en profesionales como psicólogos y pedagogas especializados en crianza.
La crianza de un hijo no es una tarea fácil. Y los adultos que hoy nos cuestionamos la crianza estamos pensando en la nuestra propia. Muchas veces el discurso expresa que a nosotros nos criaron con el “chancletazo” y salimos buenos. Que somos buena gente, trabajadores, honestos, que sabemos hacer frente a cualquier situación que se nos presente. Sin embargo, ¿no nos hubiera gustado más una crianza centrada en el amor, el respeto, el diálogo, la contención? Seguro que si. Entonces, démosle la oportunidad a nuestros hijos de tener esa crianza, pero con responsabilidad y cuidado.
La crianza respetuosa no quiere decir que todo está permitido. Lo que está permitido es el diálogo, la demostración del amor, la preocupación y la educación. Basta de golpear a los niños, aunque pienses que una cachetada educa. Un golpe no educa. La palabra, el diálogo y la comprensión si.
Basta de padres que amenazan y castigan. Basta de padres que reprimen y no escuchan. Basta de padres que hacen preponderar su concepto de autoridad sobre el otro solo porque es su hijo. Validemos confianza, amor, diálogo y respeto. Esto no puede construir otra cosa que adultos mejores. Sensibles, comprometidos, honestos, solidarios, emotivos y que puedan querer al otro y respetarlo.