Luciano D’amaro tiene 16 años, es oriundo de Monte Hermoso y acaba de cumplir uno de sus anhelos: debutar en la primera división del básquet bahiense, vistiendo la camiseta del Club 9 de Julio.
Formado en Monte Basket, Lucho se trasladó a Bahía Blanca con solo 13 años para seguir creciendo como deportista. Hoy, desde el corazón de una ciudad con historia en este deporte, comparte lo que significó este debut, su presente y sus próximos desafíos.
—¿Cómo viviste ese primer partido en primera división?
—Estoy muy contento. Era uno de mis objetivos para este año y pude cumplirlo. Me sentí bien con el rendimiento que tuve en ese partido. Pero también tengo claro que no me puedo quedar con eso. Lo veo como un premio al esfuerzo, pero no como algo para relajarme. Ahora toca pensar en el próximo partido, seguir entrenando y seguir progresando. Soy muy autocrítico y me exijo todos los días para mejorar.
—¿Qué significa para vos compartir equipo con jugadores más experimentados?
—Me está ayudando muchísimo. En el equipo hay varios chicos jóvenes como yo, pero también sumaron jugadores que vienen de un nivel más profesional. Aprendo un montón de ellos, tanto en lo técnico como en la forma de manejarse, la seriedad, cómo entrenan, cómo se preparan. La verdad es que me sirven de ejemplo en todo sentido.
—Además de la primera, estás jugando el Provincial de Clubes. ¿Cómo va ese torneo?
—Sí, seguimos con las formativas. Pasamos a la segunda fase. Le ganamos a Olimpo la semana pasada en tiempo suplementario y ahora nos toca contra El Nacional. Tenemos un grupo muy bueno, somos todos amigos, y dentro de la cancha nos entendemos bárbaro. Jugamos bastante bien y eso se nota.
—¿Cómo fue adaptarte a Bahía y a la escuela después de mudarte desde Monte Hermoso tan chico?
—Fue un cambio grande, sí. Me vine a fines de 2021, tenía 13 años. Hoy voy a la Escuela N° 20 y la verdad que me recibieron de diez. Voy con tres compañeros que también juegan conmigo en el club y desde el primer día, en 2023, me ayudaron mucho a adaptarme, tanto a la escuela como a la ciudad. Hoy tengo amigos ahí, más allá del básquet. Al principio cuesta, claro, porque es todo nuevo, pero me sentí muy bien desde el comienzo.
—Mencionaste que tu familia es un gran pilar para vos. ¿Querés contarnos un poco más?
—Si hoy puedo estar donde estoy, es gracias a ellos. Mi vieja, mi viejo y mi hermano son mis pilares. Están siempre, en las buenas y en las malas. A veces en persona, a veces no, pero siempre están. Ellos hicieron posible que pudiera irme a jugar a otro club y seguir este camino. Son mi motivación todos los días y lo van a ser siempre.