En defensa del mar frente a la depredación pesquera ambientalistas argentinos presentaron un proyecto en un foro mundial

En ocasión de la Cumbre de los Océanos que se realizó en Atenas se presentó la iniciativa que pocos días antes había ingresada al Congreso como proyecto de ley

Acaba de realizarse en Grecia la novena edición de la cumbre Our Ocean, lanzada en el año 2014 por el ex Secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Es un apéndice crucial en el contexto de la discusión permanente sobre lucha contra el cambio climático.

En este caso, trata de manera exclusiva sobre el mar, el ecosistema más grande del planeta, tan postergado de los debates como amenazado por diferentes prácticas industriales.

Como lo explica Gonzalo Sánchez, editor de la sección Sociedad de Clarín, la depredación del océano austral que está ocasionando la industria pesquera llegó este martes a la agenda del conservacionismo global.

En un viaje que comenzó en la Patagonia, picó en Buenos Aires y recaló en Atenas, la organización Misión Atlántico, apuntalada por activistas y científicos locales, presentó ante la mirada de los grandes filántropos ecologistas un proyecto de ley para proteger el 30 por ciento del Mar argentino.

Por eso, la iniciativa argentina, lanzada a un auditorio integrado por representantes de las grandes ONG globales, es un hecho potente. Busca que la comunidad internacional tome conciencia sobre el vacío que existe en el Atlántico Sur y se pliegue con su apoyo al proyecto legislativo.

Proyecto

Antes de hacer su escala definitiva en Grecia, la ley ingresó al Congreso de la Nación. El pasado 9 de Abril, el diputado Facundo Manes tomó el desarrollo de Misión Atlántico y le dio curso para que adquiriera estado parlamentario. El martes 16, fue el mismo Manes quien lo presentó en Atenas.

“A pesar de la inmensa superficie de aguas argentinas, a menudo se las ha pasado por alto, lo que ha provocado una sobrepesca crónica y el agotamiento de las poblaciones de peces. La acción es imperativa. Nuestro gobierno carece de un plan concreto. Esto subraya la urgencia de que nos unamos para preservar nuestros océanos para las generaciones futuras”, expresó el legislador.

Sostuvo también que “aprobar este proyecto de ley será un gran paso para salvar nuestro océano. Establecerá áreas protegidas en aguas de Argentina, prohibiendo la pesca de arrastre de fondo y protegiendo la biodiversidad y los ecosistemas marinos críticos”, advirtiendo que “sin embargo, no podemos lograrlo solos. Necesitamos el apoyo de científicos, formuladores de políticas, líderes empresariales, ONG y ciudadanos”.

En el año 2022, la Argentina se comprometió junto a otras 188 naciones a proteger el 30% de su plataforma marina continental para el año 2030 (por eso al proyecto se lo llama 30×30). Hasta ahora, tan sólo el 7% del mar argentino está protegido. “Esta situación presenta una oportunidad única para ampliar la red de áreas marinas protegidas en la región y cumplir con el compromiso global de proteger el 30% de los océanos del mundo para el año 2030. Aunque existen esfuerzos de conservación en la región, es fundamental poner al Atlántico Sur en la agenda pública de conservación marina a nivel global, promoviendo la protección de sus especies emblemáticas y sus ecosistemas”, expresó el referente de Misión Atlántico, Juan Pablo Luque, también presente en Atenas.

La zona exclusiva económica, que abarca todo el litoral patagónico, desde sus costas hasta la milla 200, cubre un millón de kilómetros cuadrados. Es el 33% del territorio nacional. El proyecto busca crear nuevas Áreas Marinas Protegidas (AMP) en diferentes sectores del Atlántico Sur para que alrededor de 200 mil kilómetros cuadrados se conviertan en una zona “no take”. Significa que allí, de aprobarse la iniciativa, no podría existir ningún tipo de actividad industrial.

Podría leerse como un desafío a la industria pesquera, que viene ocasionando desde hace 50 años un desmonte silencioso, que no se ve, porque ocurre debajo del agua. Pero también un convite a repensar la transición ecológica hacia nuevas prácticas industriales y mecanismos sostenibles de producción.

El proyecto de ley no está diseñado al voleo. Cada una de las siete zonas que incorpora para llegar al total propuesto de áreas protegidas fue analizado, estudiado y consensuando con científicos de diversas áreas reunidos bajo la órbita del Foro para la Conservación del Mar Patagónico.

En Atenas

Lucía Castro, activista de la organización Sin Azul No Hay Verde, estaba exultante. Llegó hasta Atenas por la causa de defender el mar, haciendo el máximo esfuerzo: “Celebro que quienes deben legislar para preservar nuestros recursos tomen conciencia de lo necesario que es cuidar nuestro mar. Ahora necesitamos más apoyo y más conciencia de todos los argentinos. Acá no se trata solo de lo que hacen los chinos en la milla 201 sino de lo que pasa con nuestro mar, dentro de jurisdicción argentina”.

El influencer Nico Marín también celebraba, con su sonrisa inmensa: “Lo vamos a lograr”, decía y repartía camisetas argentinas con la leyenda 30×30 a los asistentes. Hasta John Kerry recibió una y posó para las fotos apoyando la causa argentina. La filántropa Dona Bertarelli, navegante de todos los mares y fundadora de Blue Mission, celebró vía X la noticia: “Excelentes noticias llegan desde el Congreso argentino”, tuiteó.

También se entusiasmó Sylvia Earle, una leyenda del conservacionismo global, la gran madre de la protección de los mares: «Ahora hay información. Para los argentinos es el momento de actuar. Es ahora», expresó en diálogo con Clarín.

El desafío, de ahora en adelante, es grande. Lo que ocurre debajo del agua no se ve. Lo que no se ve, no representa un problema. Pero cada vez más, gana espacio en la agenda de medios lo que ocurre con la industria pesquera. Bajas regalías, falta de control, matanza de especies, devastación del lecho marino son la contracara de un negocio que genera 2.500 millones de dólares al año en exportaciones.

Primero Javier Milei, cuando intentó desregular la actividad mediante la ley ómnibus, y más recientemente el caso del pesquero Tai An, que pescó toneladas de merluza negra de manera ilegal, pusieron el tema del descontrol pesquero en superficie. Hay un debate para dar, un debate que tiene tres patas, una política, una económica y una ambiental. Pero que debe contar con el compromiso de la ciudadanía, tal como ocurrió en años anteriores con las leyes de bosques y glaciares. Los elementos ya están a la vista. Es viaje, aquí en Grecia, recién empieza.

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