En Monte Hermoso hay ‘esperanza’. Los detalles y repercusiones de la colecta de Cáritas en la ciudad

Colecta anual de cáritas en Monte Hermoso

Fue un éxito la jornada de concientización y ayuda para los más necesitados que se llevó a cabo en Monte Hermoso, en consonancia con lo que se realizaba en todo el país, y así lo hizo saber Maridel Pelaiz, responsable del grupo que pertenece a la Parroquia Stella Maris.

“La campaña fue un éxito, por el compromiso de los chicos de catequesis que recorrieron la ciudad y por la solidaridad de la comunidad montermoseña, estamos muy agradecidos”.

Con la felicidad del deber cumplido, la referente de Cáritas parroquial, contestó amablemente la consulta de Noticias Monte Hermoso y se refirió a la jornada llevada a cabo en el marco de la colecta anual.

“Los alumnos recorrieron el centro y el resto, los más grandes, fuimos a los barrios más poblados: Procasa, Autogestión, Solidaridad, los Procrear, Las Dunas y Monte del Este”, afirmó Maridel, quien adelantó que no se pudo cubrir el largo y el ancho de la ciudad: “Monte creció mucho, hay sectores donde hay una casa y dos o tres cuadras sin nada”.

Salón de Cáritas en el Barrio Esperanza

-¿Cuál fue la respuesta de la gente?

-Al estar identificados y con alcancías, nos atendían amablemente y muchos nos hacían pasar a las casas. Todos colaboraron y se hizo una buena recaudación. Después de la pandemia se optó por llevar la colecta a las redes sociales, pero el contacto con el vecino es mucho mejor; fue una gran idea volver al puerta por puerta.

“También colocamos alcancías en lugares significativos y transitados, como las farmacias del centro y el casino. Además, la Cooperativa Obrera nos facilitó algunos carritos para que podamos juntar alimentos”.

-De ahora en más, si hay alguien que quiere colaborar, ¿cómo puede hacer?

-Cáritas tiene un local en el centro, en realidad es el lugar donde funcionó la segunda capilla que tiempo atrás existió en Monte Hermoso. Ahí se pueden llevar donaciones y se hacen ferias. En sí, Cáritas centra su labor en el barrio Esperanza, donde cuenta con un salón de cien metros cuadrados.

-El sector más carenciado de la ciudad.

-Sí, antiguamente denominado “barrio de las latas”. Las primeras construcciones fueron de chapa y pasó bastante tiempo para que sean sustituidas por ladrillos. Nuestra comunidad, al tener un espacio propio en el radio urbano que estamos atendiendo, fuimos denominados comunidad signo, dentro de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, entre las más de sesenta comunidades de Cáritas presentes. Eso permite que Cáritas nacional nos tiene muy en cuenta para la ayuda que vamos necesitando.

«Por ejemplo, nos ayudó con el techado de salón, y la mano de obra se cubrió con el dinero que fuimos recaudando. No me quiero olvidar de la providencia de Dios; la fe mueve montañas y las señales se manifestaron siempre”.

La actividad del apoyo escolar en el barrio

-¿Tenés algún otro ejemplo?

-Sí, claro. Hace poco recibimos, de parte de Cáritas nacional, el presupuesto para realizar un invernadero, para comprar material didáctico y máquinas de coser. Se formó una cooperativa de mujeres para la confección de acolchados y se sigue ayudando a los chicos con apoyo escolar.

“Dentro del invernadero funciona una huerta familiar y en el próximo proyecto tenemos pensado erradicar tres viviendas de chapa para sustituirlas por construcciones de material”.

Maridel, disfrutando de la compañía de sus nietos

-¿A cuántas familias atiende Cáritas de la Parroquia?

-A muchas, pero más que ayuda concreta hay acompañamiento. En cuanto a alimentos, las familias están bien atendidas y reconfortadas por la gente de Acción Social; nosotros ayudamos en otros aspectos, como llevar leña a casas donde no hay gas o ropa y frazadas a los que realmente pasan frío. También colaboramos cuando nace un bebé, ya sea consiguiendo pañales o siendo el apoyo de esa mamá que no se puede mover de su casa.

Antes de cerrar, Maridel destacó: “en julio vuelven los chicos de Buscando Sonrisas, el grupo misionero que llega desde Bahía Blanca; quienes se quedan en el salón de Cáritas con la intensión de misionar y evangelizar en el barrio. Hace tres años seguidos que vienen, permanecen una semana y es un gusto recibirlos”.

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