Guardalavaca: una de las playas más reconocidas de Cuba, situada en la costa atlántica del municipio Banes, en la provincia de Holguín, al oriente de la isla. Es ampliamente conocida por sus aguas cristalinas, su blanca arena y su importancia dentro del desarrollo turístico de la región.
“Es un lugar encantador, y como es una ciudad hermana de Monte Hermoso, por eso elegimos llamar así a este parador”, fue la primera apostilla de Luis Alberto De Marchi, bahiense a punto de cumplir 58 años, fundador y propietario del parador turístico emplazado en avenida Costanera Juan Domingo Perón 320, a metros de su intersección con calle Pedro de Mendoza.
Era una hermosa mañana de un jueves casi primaveral y el espacio para desayunar, almorzar, merendar o cenar no estaba abierto al público, aunque el desfile de algunos lugareños que venían por “el café y las facturas” que ya eran parte del decorado en la barra principal de la cocina no cesó hasta el mediodía.
“Los que son de acá, los que trabajan cerca o los que pasan caminando saben que entre las 10 y 10.30 preparo algo, porque este es el lugar de encuentro, acá te enterás de lo que querés saber y de lo que no también”, señaló, entre risas, el ex jugador y árbitro de básquetbol que reside en Monte desde hace casi dos décadas.
Sentados casi en el corazón de la estructura de madera de 10×25 metros, mientras el “mago” Sebastián colocaba la cámara que apunta al mar y ya transmite en directo, el “Pelado”, como se lo conoce desde la época en que picaba la “naranja” con los colores de Meridiano Quinto (jugó hasta los 30), un equipo popular de La Plata, repasó la historia de Guardalavaca.
“Este parador se empezó a construir a mediados de 2008, y fue inaugurado el 29 de enero de 2009. Aunque nuestros comienzos, siempre con la misma denominación, fue en 2004, en la bajada Patagonia, donde hoy se encuentra parador Prisma”, contó mientras le explicaba a un matrimonio que relojeaba si entrar o no desde la puerta principal, que el restaurante, fuera de temporada estival, abre viernes, sábados y domingo.
“Después de la fiesta de la Primavera la apertura del local será de todos los días, hasta fines de marzo del año que viene”, aclaró quien fue juez e instructor nacional de la Asociación Bahiense de Básquet entre 1996 y 2016.
“Veo que anotás todo, ¿querés que te diga a qué hora nací? A las 18.25 del 19 de septiembre de 1967, en el hospital Español”, me recriminó a modo de desafío, aunque perdió el duelo porque no se acordaba el número de habitación donde pasó su primera noche después de haber llegado a este mundo.
Enseguida miró por la ventana y su respiración se calmó de golpe: “Esto es el paraíso. Monte es el lugar que elijo desde hace medio siglo, cuando empecé a venir con amigos, en pareja o solo; y hoy estoy plenamente identificado, acostumbrado al ritmo de vida de este lugar. Es el punto donde quiero estar y donde voy a terminar”, expresó mientras diagramaba la salida a caminar —hasta el faro ida y vuelta— antes de que el sol se esconda en el mar.
“Salgo con la perra, la Negra, que cumplió 18 años y está mejor que yo”, bromea mientras alguien le pregunta por la clave de wifi: “No ensucies la playa”, contesta.
—¿Cuántas veces por semana vas a Bahía?
—Casi ni voy, no estoy para aguantar el tránsito, los bocinazos y las ganas de pelear de la gente. Vivo solo a cinco cuadras del parador, acá los días son largos y el tiempo te alcanza para todo. Además, los que tienen hijos se despreocupan de irlos a buscar o de manejarles la vida; este es un mundo aparte donde todavía podés dejar tu casa abierta o la bici sin candado en la vereda.
“Monte ya es una ciudad pujante, categorizada, la que más creció de la región en los últimos 20 años. Acá se vive bien, te encontrás con todo el mundo en todos lados. Somos una gran familia, ¿y sabés qué?, cada uno aporta y colabora para el bienestar general de la comunidad. Y hay otra diferencia: los chicos eligen la playa para jugar, y está bien porque no viven encerrados todo el día como en otras citys importantes”.
“En Monte, más allá de la actividad que desarrolles, tenés que brindar un buen servicio; en eso la vara está alta y es lo que pretendemos los que, de alguna manera, trabajamos acá”, reflejó el padre de Bruno (“Se llama como mi viejo”), de 16 años, quien vive con su madre en La Plata.
“Culturalmente Monte explotó, aunque no se note o algunos no se quieran dar cuenta. Acá está la Casa de la Cultura, un proyecto increíble a nivel municipal que es ejemplo en la provincia, porque no hay ciudades bonaerenses con un lugar así, y eso que acá no llegamos a 10.000 habitantes en forma estable”, disparó mientras abría los ojos para demostrar que no estaba “loco”.
“Cuando tenés una cancha de hockey de agua, una de básquet habilitada para Liga Nacional, un natatorio de primer nivel, un polideportivo modelo que crece en infraestructura y los privados que invierten en gimnasios y rectángulos para jugar pádel, ¿de qué te vas a quejar o qué vas a exigir deportivamente hablando? En Monte se trabaja y se está a la altura de las circunstancias, en el plano local, regional y nacional”, esbozó con orgullo.
“Por eso repito: debemos estar capacitados para brindar el servicio que corresponde, porque la principal industria es el turismo y es una obligación cuidarla entre todos”, enfatizó.
“El factor humano no debe ser un condicionante. Soy de los que piensan que lo que se genera en Monte tiene que quedar en Monte. En Guardalavaca, el 90 por ciento de los empleados son de acá, y esa cuenta la saco en temporada, cuando somos 32 trabajando en los distintos puestos del parador”, detalló.
—¿Cuál es la novedad de Guardalavaca para este verano?
—Con un supervisor de una empresa muy conocida estamos diagramando la posibilidad de explotar el espacio de la terraza. La prueba piloto va a ser en la Fiesta de la Primavera, y es organizar juegos para chicos y grandes, con importantes premios y cerveza sin alcohol gratis para los que quieran, siempre y cuando la Municipalidad me habilite esa posibilidad. Mi idea es divertirse tomando, y no creo que esté mal, ¿o sí?
—Es un atractivo más.
—Exacto. Seguiremos con las cenas shows y organizando eventos privados (cumples de 15, casamientos, despedidas, agasajos y fiestas tradicionales), además de incrementar la carta de platos en el restaurante.
“Viene mucha gente. Estamos ubicados en un lugar estratégico de Monte Hermoso, porque si entrás por avenida Majluf y le das hasta donde se corta, cuando doblás a la derecha y buscás ir hacia el lado de la playa, la primera cuadra perpendicular al mar es Pedro de Mendoza, donde se encuentra el parador en su unión con la costanera. Quieras o no, por acá tenés que pasar.
Guardalavaca, en temporada, ofrece otros servicios: alquiler de carpas, de chiringuitos y recitales al aire libre (organizados por el municipio) entre el parador y las olas.
“Hay una diversidad muy amplia, está también la plaza de artesanos y los paseos a distintos puntos históricos del balneario. Monte es una ciudad limpia, no vas a ver ni un papel en la calle, y eso, quieras o no, es un detalle que acerca al turista”.
—¿Cómo es la preparación para la temporada?
—No nos preparamos, vivimos de la misma manera que el resto del año pero con un montón de gente alrededor. Monte se transformó por su idiosincrasia y el boca a boca de la gente, más allá de que hay cámaras en la rambla y en la playa por las que nos pueden ver en el mundo entero. Monte ya no ofrece solo agua, arena y sol, tiene otros atractivos, es un lugar turístico que se está eligiendo mucho en la región de Cuyo (Mendoza, San Luis, San Juan), Córdoba, el sur (Neuquén y Río Negro) y La Pampa.
Placer de alto nivel
Luis aclara que el espacio del local nunca está al cien por ciento, pero que una buena tarde o noche alberga, en los tres niveles, adentro y afuera, a unos 200 comensales.
“Es un sitio donde la gente circula mucho, por ahí desde la avenida lo ves que está un poco vacío, pero te vas del lado de la playa y te das cuenta que explota. Cómodamente sentados, el lugar da para que almuercen o cenen 150 personas, pero si el día está lindo las barandas y las barras son los sectores que más se eligen. Ahora, si venís para ver el atardecer, te recomiendo el sector alto, con música acorde, un finger food (bocaditos o comida para comer con los dedos), mesitas bajas y sillones que se acomodan a tu cuerpo. Placer puro, solo en Monte”, se entusiasmó.
—¿Y alguna actividad mientras el sol cae en el mar?
—Pegó mucho la propuesta de pintar un cuadro mientras tomás algo. Algunos no querían, pero terminaron confeccionando verdaderas obras de arte. A veces organizamos degustaciones de vinos y almuerzos o cenas por pasos, desde una entrada hasta el postre, siempre alternando comidas frías y calientes.
“El marketing a full. Hoy se perdió un poco lo tradicional, reservar la mesa y venir a comer a la carta; ahora la onda es disfrutar de un vinito con algo para picar. La experiencia gastronómica va por otro carril, intervienen las bodegas, los cocineros y la vedette son los platos a degustar. Y no uno, sino varios”.
—¿Existen otros tipos de presentaciones?
—Sí, por ejemplo, viene un sommelier de café para mostrar sus productos, pide que se le abra una mesa dulce, se haga una decoración acorde y que la elaboración esté a la vista de todos. Al principio no te das cuenta, pero es en los detalles donde resalta la mano de obra de la casa. Entonces empiezan a preguntar por los servicios del parador, qué tipo de evento se pueden hacer, y eso es lo que más suma.
“El mundo está yendo para ese lado y Monte Hermoso también. Monte es la marca registrada, no Guardalavaca. Somos un montón de prestadores de servicios que hacen a un conjunto, porque si te hablan mal o bien de la ciudad, es por todos y no por uno”.
—En pocos días se viene la Fiesta de la Primavera, ¿cómo se va a festejar en Guardalavaca?
—Acá estamos siempre de fiesta, sos feliz desde que te levantás hasta que te acostás, y ese ya es un buen motivo para festejar.