Apenas entrás, te sorprende una energía recargada que rebota en los innumerables modelos de lámparas que cuelgan del techo del local. La iluminación es más potente que la habitual y la buena atención de José Luis, Alberto, Eduardo y Marcos siempre te dejan a mano la linda sensación de volver.
En Energi Alem fluyen los recuerdos, las anécdotas y las charlas mientras el mate viaja de punta a punta por el mueble de pino macizo donde se despacha, se vende y se escuchan todo tipo de consultas.
“Atravesamos un promisorio presente comercial camino a los 30 años”, se apresuró a decir, sin dejar de mirar el monitor de la computadora, José Luis Hait, propietario de Energi Alem, una de las casas de electricidad más completas de Bahía Blanca.

“Inauguramos el 23 de noviembre de 1998 en este mismo lugar y nunca dejamos de crecer. Hoy contamos con un stock súper completo y el negocio se amplió con venta directa hacia distintas localidades y ciudades de la zona”, contó este bahiense de 55 años criado en el barrio Napostá.
Estudió carpintería en el colegio La Piedad y se recibió de analista de sistemas en el Instituto Juan XXIII, aunque su pasión, desde muy chico, se emparentó con los “experimentos” electrónicos con tal de seguirle la “corriente” a lo que realmente le gustaba.
“Desde pibe me gustó investigar sobre la parte eléctrica, y a su vez hacer macanas en casa mezclando cables y provocando cortos”, explica, entre risas, tratando de que no escuchen su esposa Evangelina Casteletta y sus hijos (Celina, de 23 años y Damián, de 19), quienes permanecían en el piso superior al local, donde José Luis construyó la vivienda para su núcleo familiar.
“El primer nombre que le pusimos al local fue Electro Alem, pero a los 10 años me mandaron una carta documento desde Córdoba, de un comercio que se llamaba igual, y lo tuve que cambiar. Un abogado me dijo que no era necesario, porque era una denominación de fantasía, pero por una razón social y tranquilidad, lo modifiqué a Energi Alem, así con i latina”, confesó quien trabajó durante una década en la carpintería de su papá (Jorge) y también como administrativo en la empresa Fúrfuro y en el Frigorífico Olga.
En el espacio de Avenida Alem 2070 el sol pega en el vidrio mientras los reflectores y las farolas imponen una presencia colosal ante la mirada de los que ingresan y de los que se retiran con el deber cumplido.

“El negocio lo abrimos un año después del fallecimiento de mi papá, quien me enseñó que siempre tenía que tener un ahorro por si llegaban las épocas de vacas flacas. Pasamos por varias crisis, pero en este tipo de comercio lo más complicado es la inflación, tener que cambiar los precios todos los días y poner la cara frente a los clientes”, se explayó.
“No te puedo asegurar la cantidad de artículos que tenemos a la venta, pero son miles y miles. Nos abocamos a grandes obras y edificios, también tenemos algo de industrial (fichas para máquinas grandes o térmicas para galpones), pero le apuntamos más a lo domiciliario, a venderle directamente a instaladores y matriculados”, describió mientras los empleados, Alberto, Eduardo y Marcos, pasaban a su lado y sonreían con cada respuesta que escuchaban.
Conectados con Monte Hermoso
“Antes teníamos tres viajantes que cubrían La Pampa y el valle de Río Negro, pero ahora nos quedamos con uno que se mueve solo en Bahía. La realidad cambió, ahora se vende mucho por internet y por WhatsApp, y son muchas las consultas de precios y presupuestos que se hacen por las distintas redes sociales”, explicó José Luis.
—¿Pensaste en abrir alguna vía comercial con Monte?
—Tenemos clientes en Monte, incluso muchos que se vienen hasta acá para poder comprar lo que nosotros le ofrecemos como directo de fábrica. Varias veces pensé en poner un local allá, pero antes debo crear e instalar una sucursal en Bahía. Cuando voy de vacaciones o algún fin de semana largo, a la casa de mi mamá o de mi suegra, pispeo lugares vacíos que se alquilan, pero estoy solo y se me hace muy complicado dar ese paso que siempre me da vueltas por mi cabeza.
“Mucha gente que tiene casa en Monte pasa por el negocio y compra para hacer alguna instalación o arreglo. El bahiense tiene la costumbre de llevarse todo de acá, espero que no la pierda…(risas)”.
Desde hace unos cuantos años, la prolongación de la avenida Alem estiró el egido urbano hacia la parte norte de la ciudad y ese sector, donde hoy se encuentra emplazado Energi Alem, pasó a ser un centro comercial tan popular como atrayente.
“La gente elige venir a recorrer porque hay de todo para comprar y se puede estacionar, que es en lo que primero se fijan. De acá hacia el camino sesquicentenario se pobló muchísimo en los últimos diez años”, comentó mientras cerraba los ojos e imaginaba la fiesta del 30° Aniversario de Energi Alem.
“Seguramente tiraremos la casa por la ventana, vamos a ver, siempre es bueno reconocer a los empleados y a los clientes más fieles, y de eso tengo que estar agradecido porque siempre los tuve”, cerró con orgullo.








