El avistaje de ballenas en la costa bonaerense es un fenómeno que despierta gran interés, y aunque se de ocasionalmente, fascina y conmueve cada vez que ocurre. Sin la regularidad a la que están acostumbradas otras regiones, la sola presencia de estos gigantes marinos en nunestras aguas se convierte en noticia y genera admiración entre vecinos y visitantes.
Más allá de lo inusual de estos acontecimientos, se trata de un atractivo turístico y natural que pone en valor la riqueza de nuestro litoral atlántico. En tiempos en que la observación de fauna silvestre cobra un lugar central dentro del turismo de naturaleza, cada registro de ballenas es celebrado como un anticipo de lo que podría consolidarse en los próximos años: una mayor presencia de la especie en su ruta migratoria.
El dato cierto es que la población de ballena franca austral continúa en aumento y, con ello, se incrementa la posibilidad de avistajes en distintos puntos del mar argentino, incluidos Monte Hermoso y otras localidades del Atlántico.
Así lo explicó en diálogo con Noticias Monte Hermoso el licenciado Santiago Fernández, investigador del Laboratorio de Mamíferos Marinos (LAMAMA) del CESIMAR-CONICET en Puerto Madryn, quien indicó que esta población “está creciendo a una tasa del 2 al 3 por ciento anual, lo que significa que cada cien individuos se incorporan dos o tres nuevos cada año”.
Expansión a nuevas áreas
Según Fernández, esta recuperación poblacional, tras siglos de caza que llevaron a la especie al borde de la extinción hasta 1970, implica que muchos ejemplares juveniles y solitarios comiencen a explorar otras zonas. “Al haber cada vez más animales, aunque sea de a poco, esos individuos jóvenes que todavía no son reproductivos empiezan a recorrer y a buscar otras áreas que antes habían ocupado, como el golfo San Matías, el golfo San Jorge, la costa de Buenos Aires y, en menor medida, otros puntos del litoral atlántico”, señaló el especialista.
De hecho, en sitios como Las Grutas ya existen avistajes regulares, mientras que en Península Valdés y Puerto Pirámides se consolida el turismo de observación. En la provincia de Buenos Aires, agregó, los registros también son cada vez más frecuentes.
Avistajes en la migración
El científico explicó que, además del asentamiento en nuevas áreas, la propia ruta migratoria de la especie favorece el tránsito frente a las costas bonaerenses. “Cuando salen de los golfos norpatagónicos hacia sus zonas de alimentación, muchas ballenas utilizan la costa de la provincia de Buenos Aires, incluso la desembocadura del Río de la Plata, antes de dirigirse hacia el talud continental”, precisó.
Desde hace más de una década, el CESIMAR-CONICET desarrolla un proyecto de telemetría satelital que permite seguir los recorridos de individuos marcados. Parte de esos trayectos se puede consultar en el sitio www.siguiendoballenas.org.
Recomendaciones y cuidado
Fernández advirtió que, si bien el aumento de ejemplares representa una oportunidad para observar a estos mamíferos marinos, deben respetarse normas y distancias. “Son animales muy carismáticos, parecen tranquilos y muchas veces generan el impulso de acercarse en embarcaciones pequeñas o incluso en kayaks, pero está prohibido por ley y además implica un riesgo.
La recomendación es mantener al menos 150 metros de distancia y, si una ballena se aproxima durante una actividad náutica, alejarse de manera calma y sin brusquedades”, subrayó.
De esta forma, con un crecimiento sostenido de la población y la exploración de nuevas áreas, no se descarta que en los próximos años las ballenas francas australes se dejen ver con mayor frecuencia también frente a estas playas, convirtiéndose en un atractivo natural de gran valor.