Durante los últimos meses, el sur y sudoeste de la provincia de Buenos Aires se vieron afectados por lluvias excepcionales, tanto en intensidad como en volumen acumulado. En algunas zonas, las precipitaciones superaron los 400 mm en lapsos muy cortos, generando anegamientos generalizados, inundaciones de lotes productivos y graves complicaciones logísticas.
Se estima que millones de hectáreas productivas quedaron bajo agua o en condiciones intransitables. La situación afecta transversalmente a la agricultura, la ganadería y la infraestructura rural, comprometiendo tanto la campaña actual como la planificación futura.
Impacto en la agricultura
En muchos campos, especialmente en zonas de soja y maíz tardío, la cosecha no pudo realizarse a tiempo debido al exceso de agua en el suelo, lo que provocó pérdidas por desgrane, fermentación o caída de plantas.
Cultivos de segunda, como la soja de doble cultivo, se encuentran entre los más comprometidos, tanto en cantidad como en calidad. También se registraron daños en girasol y en lotes de maíz próximo a ser trillado, donde la maquinaria no pudo ingresar a tiempo.
La saturación del suelo impide realizar labores básicas como la preparación de cama de siembra o la aplicación de insumos. Algunas áreas planificadas para siembras de maíz y girasol de la próxima campaña podrían quedar inutilizables si no mejora el drenaje.
Se espera una merma en el rendimiento potencial de muchos cultivos, aun si logran cosecharse. La calidad de los granos puede verse comprometida por hongos, humedad excesiva o deterioro general del cultivo en pie.
Impacto en la ganadería
Muchas hectáreas de pastizales quedaron bajo agua, reduciendo drásticamente la disponibilidad de forraje natural. Esto obliga a suplementar la alimentación del ganado con reservas o alimentos balanceados, incrementando los costos.
Problemas logísticos y sanitarios
En campos afectados, el acceso a los animales es limitado, dificultando el manejo diario. Hay riesgo de enfermedades por estrés hídrico, parásitos y malas condiciones de infraestructura ganadera (corrales, bebederos, caminos internos).
La pérdida de alambrados y estructuras por arrastre del agua también representa un daño económico directo.
Producción láctea paralizada en algunas zonas
En partidos rurales con caminos intransitables, hubo cierres temporarios de tambos por imposibilidad de sacar la leche o ingresar con insumos. Las condiciones adversas para la alimentación también impactan en la productividad individual de los animales.
Afectaciones por distrito
Entre los distritos más comprometidos se encuentran Olavarría, con más de 450 mil hectáreas afectadas; General La Madrid, con alrededor de 320 mil; y Laprida, con unas 240 mil hectáreas bajo agua o en condiciones intransitables. En 9 de Julio, las lluvias alcanzaron a más del 40 % de la superficie total del partido, mientras que en la zona rural de Bahía Blanca se registran daños severos en caminos y accesos, lo que dificulta tanto las tareas agrícolas como el movimiento de la producción.
Estos valores reflejan el nivel de afectación en puntos clave del sur y sudoeste bonaerense, donde los anegamientos superan ampliamente el promedio histórico y se concentran en áreas de alta relevancia productiva.
Consecuencias económicas
Las pérdidas económicas acumuladas por las lluvias alcanzan cifras millonarias, considerando la caída en rendimientos, la pérdida total de lotes, el deterioro de infraestructura y los costos logísticos adicionales.
Las demoras en la recolección y siembra implican gastos adicionales en maquinaria, combustibles, secado de granos y reprogramación de tareas.
El impacto también se extiende a la cadena de valor local: contratistas, transportistas, plantas de acopio y cooperativas ven reducida su actividad.
Por todo lo expuesto, la magnitud del evento exige una respuesta articulada entre productores, técnicos y autoridades para minimizar pérdidas y recuperar la actividad en el menor plazo posible.