El pasado fin de semana, 17 jóvenes de la Parroquia Stella Maris de nuestra ciudad participaron del XI Encuentro Zonal de Jóvenes de la Zona Este de la Arquidiócesis de Bahía Blanca, que se llevó a cabo en Coronel Pringles durante los días 10 y 11 de mayo.
La delegación estuvo integrada por adolescentes que forman parte del grupo de confirmación de primer año y de Adolescencia Misionera, acompañados por siete catequistas.
Sofía Del Castillo, coordinadora del grupo local, destacó que fue una experiencia «profundamente enriquecedora», tanto para quienes se inician en la vida cristiana como para aquellos que ya transitan desde hace años un camino de fe. “Fue un encuentro muy lindo. Algunos jóvenes recién se incorporan a la vida de iglesia y otros, sobre todo los de adolescencia, vienen participando hace varios años”, señaló.
El viaje fue posible gracias al apoyo de la comunidad montermoseña, que colaboró de diversas maneras para solventar los gastos. “Mucha gente ayudó a que sea posible este viaje: donaron frutas, verduras; hicimos una venta de pastas, una rifa… para que todos puedan ir y que la plata no sea un impedimento”, explicó Sofía.
Durante las jornadas en Pringles, los jóvenes compartieron momentos de oración, reflexión, música y baile junto a pares de otras localidades. Uno de los aspectos más valorados fue la posibilidad de generar lazos con otros jóvenes de la región que comparten la fe y el espíritu misionero. “Pudieron descubrir que aunque en Monte seamos un grupito chiquito, muy cerca hay muchos chicos que están en la misma, que siguen a Jesús, y que, como ellos, todo lo que comparten en los grupos de iglesia es muy importante en sus vidas”, contó la coordinadora.
Además, muchos vivieron por primera vez el encuentro con un obispo, lo que también dejó huella. “Volvieron todos contentos, cansados pero felices. Muchos conocieron en persona a Pedro Fournau (obispo auxiliar), que ya había venido a Monte pero ahora pudieron verlo de otra manera, entender un poco más sobre su tarea como obispo y muchas cosas más”, agregó.
La experiencia no solo fortaleció el vínculo entre los jóvenes y su fe, sino que también renovó el compromiso misionero del grupo. “Todavía siguen cantando las canciones del fin de semana, con muchas ganas de transmitir esto a los demás”, relató Sofía con entusiasmo.
Desde la comunidad local, el acompañamiento también se hizo sentir con oración y apoyo constante. «Fue una vivencia que dejó huellas profundas y que, como expresó uno de los lemas del encuentro, nos anima a seguir caminando juntos hacia Jesús, que es nuestro ideal», cerró.