Este domingo 1 de junio Monte Hermoso revivió una vez más la Gran Fiesta Criolla, en una jornada que se vio favorecida por el buen clima. Un domingo cálido y sin viento permitió que numerosas familias se acercaran a disfrutar de la propuesta.
Como es habitual, el festejo comenzó a primeras horas de la mañana en el Paseo del Pinar, donde los jinetes compartieron mates o chocolate caliente antes de partir en la cabalgata rumbo a Sauce Grande, recorriendo la orilla del mar.
Al igual que el año pasado, el intendente municipal Hernán Arranz participó montado a caballo. Ya en destino, un jinete portó la bandera nacional, que fue entregada al abanderado de la Escuela Primaria N° 3, dando así inicio al acto inaugural, encabezado por el jefe comunal.
La organización del predio mostró una distribución distinta a la de años anteriores, lo que permitió una mejor dinámica y aprovechamiento del espacio. Una gran carpa ofreció sombra y lugar para compartir comidas, servidas desde el puesto de la EP N° 3, donde padres, docentes y colaboradores trabajaron intensamente. Todo lo que se cocinó se vendió, y el puesto de dulces —también perteneciente a la escuela— agotó temprano sus clásicos pasteles de membrillo.
En el escenario principal se presentaron diversas agrupaciones folclóricas que mostraron la riqueza de nuestras danzas tradicionales. Entre ellas, se destacaron El Arriero y Los Gauchos de Monte Hermoso, con numerosas parejas desplegando su arte.
También fueron muy concurridas las destrezas criollas, que convocaron a hombres, mujeres, niños y adolescentes en diferentes juegos y desafíos. Hubo participación, entusiasmo, risas y un clima de celebración que marcó toda la jornada.
Una vez más, la Fiesta Criolla se vivió como un encuentro comunitario cargado de tradición, donde compartir un buen momento y disfrutar de un rico asado se convierte en una excusa para celebrar nuestras raíces.
Producción periodística, Mónica Carmelino