La sombra de la violencia asociada al fútbol oscurece el regreso del público a las canchas. ¿Cuáles son los protocolos?

A partir de hoy, viernes 1 de octubre, los estadios de fútbol volverán a tener hinchas después de un año y 7 meses

A menos de 24 horas del inicio de una nueva fecha de la Liga Profesional de Fútbol y en un panorama que se había tornado incierto por la demora del DNU del gobierno nacional, la ministra de Salud, Carla Vizzotti, anunció el regreso de los hinchas a los estadios.

Fue en conferencia de prensa, junto al Jefe de Gabinete, Juan Manzur; los ministros de Seguridad, Aníbal Fernández, y de Turismo y Deportes, Matías Lammens, y la secretaria de Innovación Pública, Micaela Sánchez Malcom.

Vizzotti dijo que la medida “está destinada a la primera división y el ascenso” y Lammens, reforzando los dichos de la ministra, agregó que la resolución “abarca a todas las categorías de ascenso y el torneo federal”.

Manzur aclaró que “algunos pretendían que el aforo fuera mayor pero no nos da para más. La pandemia no ha terminado, hay que seguir insistiendo en el cumplimiento de los protocolos y apelar a la responsabilidad social”.

Protocolo

El aforo será del 50 por ciento entre plateas y populares.

El protocolo será el mismo que rigió en el partido de Argentina frente a Bolivia, el pasado 9 de septiembre. En aquel momento, cuando ya se barajaba la posibilidad del regreso del público, se decía que esa era la prueba piloto para la decisión de las autoridades.

Previo al ingreso

En el estadio

El primer partido con público de la primera división será hoy a las 19, en Mar del Plata, donde Aldosivi enfrentará a Unión de Santa Fe.

Más allá del partido de Argentina del 9 de septiembre, el último con asistencia de público en el país fue el 10 de marzo de 2020, en la Bombonera, por la segunda fecha de la fase de grupos de la Copa Libertadores, cuando Boca derrotó 3 a 0 a Independiente Medellín.

Problemas e incidentes

A pesar de la alegría reinante por la medida, han sucedido eventos preocupantes, de esos que conocemos hace tiempo.

El primero fue el pasado martes cuando en el contexto de un allanamiento dispuesto por el gobierno de la provincia de Santa Fe, la policía encontró dentro en el estadio de Ñuls, un búnker de la barrabrava.

El operativo de seguridad había sido ordenado con motivo del regreso del público a las canchas.

El búnker estaba blindado con varias cerraduras de alta seguridad y una alarma digital. Allí se encontraron varias banderas, bombos y otros elementos de percusión.

Llamó la atención que con semejante sistema de seguridad solo se reportara el hallazgo de esos elementos.

También el martes se produjo otro hecho grave: el tiroteo entre dos facciones de la barra de Independiente, a plena luz del día, en Avellaneda.

El enfrentamiento comenzó en la puerta de la sede del club y se extendió a la calle, llegando incluso hasta la puerta de un colegio ubicado en las inmediaciones. Una locura.

Hubo heridos y según la información policial, 19 barras fueron detenidos cuando intentaban ingresar a Capital Federal. Uno de ellos es el jefe de la facción disidente, César “Loquillo” Rodríguez.

Además, se secuestraron dos autos de alta gama, una pistola y cartuchos con balas.

Máxima alerta: mientras los clubes empadronan a los socios para que puedan ingresar a los estadios, la sombra de la violencia asociada al fútbol, ejercida por una minoría, vuelve a ser protagonista central.

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