Durante su primer encuentro con los miembros del Colegio Cardenalicio, el Papa León XIV explicó que eligió su nombre en honor a León XIII, quien a fines del siglo XIX afrontó con la encíclica Rerum Novarum la cuestión social en medio de la primera gran revolución industrial. En ese mismo espíritu, señaló que la Iglesia debe hoy responder a los desafíos que plantea una nueva transformación global impulsada por el desarrollo tecnológico y la inteligencia artificial.
“El nombre León XIV ilustra todo un programa”, dijo el Pontífice durante la audiencia privada con todos los cardenales, no solo con aquellos que participaron en el cónclave. “Así como León XIII ofreció a la sociedad un magisterio atento a los cambios de su tiempo, hoy la Iglesia ofrece su doctrina social para responder a esta nueva revolución, defendiendo la dignidad humana, la justicia y el trabajo”.
El discurso del Papa —precedido por una oración en latín— trazó además las líneas generales de su naciente pontificado: “Verdad, justicia, paz y fraternidad”. Invitó a recorrer este camino “en continuidad con el Concilio Vaticano II” y recogiendo “el fuerte legado del Papa Francisco”, a quien encomendó al “Padre misericordioso y Dios de todo consuelo” tras su reciente fallecimiento, que describió como “un acontecimiento pascual”.
De Evangelii Gaudium, la primera exhortación apostólica de Francisco, destacó temas que serán centrales en su gestión: el primado de Cristo en el anuncio, la conversión misionera, la colegialidad, la sinodalidad, la atención a los descartados y el diálogo con el mundo contemporáneo.
También expresó su gratitud al decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, y al Camarlengo Kevin Farrell, por sus roles durante el tiempo de sede vacante. Y agradeció a los cardenales ausentes por cuestiones de salud, afirmando que los une “la comunión de afecto y de oración”.
En otro tramo de su mensaje, León XIV evocó el estilo de vida de Francisco, “de plena entrega, sobria esencialidad y abandono en Dios”, e instó a “retomar el camino con esperanza y fe”, escuchando la voz divina “que se manifiesta como una brisa ligera”.
El discurso concluyó con una cita de San Pablo VI pronunciada al iniciar su propio ministerio en 1963: “Que sobre el mundo pase una gran llama de fe y de amor… y que atraiga sobre la humanidad la abundancia de la benevolencia divina”.
El encuentro cerró con un espacio reservado al intercambio con los cardenales, quienes, según anticipó el Papa, pudieron compartir propuestas concretas. Antes del discurso papal, el cardenal Re destacó el entusiasmo que generó su elección, con una referencia especial a la alegría expresada en Perú, país natal del nuevo Pontífice: “¡Nuestro Papa, nuestro Papa!”.