El arribo sostenido de visitantes, sumado a la presencia de propietarios no residentes que comienzan a llegar en mayor número, configura un escenario de alta ocupación para los festejos de fin de año, en el primer gran flujo masivo de una temporada que aún mantiene a todos a la espectativa.
Las propuestas para el turista vuelven a ocupar un lugar central y, más allá de la centralidad de la playa y el mar, el distrito ofrece variadas opciones para el descanso y el contacto con la naturaleza. Primera entrega de los atractivos que ofrece Monte Hermoso.
El atractivo incomparable de la playa
La playa es, sin dudas, el principal atractivo, con sus más de 32 kilómetros de extensión, amplio espacio para disfrutar en familia y la seguridad de la protección permanentente del cuerpo de guardavidas.

Otra característica distintiva, señalada con sorpresa por quienes la visitan por primera vez, es la temperatura de las aguas, hasta 5 °C más cálidas que las de otros balnearios de la costa atlántica, lo que garantiza baños de mar agradables durante toda la temporada.
Junto a la belleza e imponencia del mar, la pesca deportiva, desde la orilla o en embarcaciones —donde se encuentran especies como corvina, pejerrey, lenguado y chuchos— y la flora y fauna costera donde habitan aves características como gaviotas, ostreros y teros, además de especies migratorias, convierten a la playa en una experiencia única, para muchos irremplazable en el verano.
Dunas y Médanos Blancos
Hacia el este y oeste de la ciudad se extienden grandes cadenas de dunas, un paisaje singular que combina sectores desérticos con otros de vegetación agreste, ideales para caminatas, para la práctica de la fotografía y de deportes como el sandboard.
Pueen observarse aves migratorias, rapaces y especies características como el ostrero pardo y la gaviota cocinera. También mamíferos como tucu-tucu, peludo y otros pequeños roedores. La flora autóctona la conforman especies como tupé, calicera, don Diego de noche, senesio, cola de zorro y olivillo.
Desembocadura del Sauce
A unos 17 kilómetros del centro de la ciudad, la desembocadura del río Sauce Grande conforma uno de los paisajes naturales más singulares del distrito. En ese punto, el curso de agua se encuentra con el océano Atlántico y da lugar a un entorno de alto valor ecológico, donde conviven distintos ecosistemas costeros.
El área se caracteriza por la presencia de flora autóctona, con juncales y plantas halófitas adaptadas a las condiciones salinas y a la dinámica del ambiente marítimo. Ese marco natural favorece además el desarrollo de una fauna diversa, en la que se destacan especies como zorros pampeanos, carpinchos, peludos y nutrias.

Entre las actividades habituales se encuentran la pesca deportiva, las caminatas, la fotografía de paisajes y de vida silvestre, así como propuestas vinculadas a la educación ambiental, aprovechando las características únicas del ecosistema.
Para acceder al sector se recomienda hacerlo en vehículos 4×4 o unidades aptas para transitar por playa, teniendo en cuenta las condiciones del terreno y la preservación del entorno natural.








