Pinta tu aldea y pintarás el mundo: el encanto de los grises en una caminata invernal por Sauce Grande

Pinceladas del periodista Néstor Machiavelli

Camino en Sauce Grande

En Sauce Grande no hay gas natural, el frio del  invierno se mitiga a pura leña y calor de hogar.

Caminando por calles y senderos se adivina dónde hay vida interior por el humo de las chimeneas. El humo es persistente, va donde el viento lo lleva.

En el aire se confunden los olores que desprenden el eucalipto colorado, el olivo, el piquillín o el quebracho. Por todas lados se respira aroma a leña quemada, es parte del ADN de los pueblos sin redes de gas natural.

Los domingos hay duelo con el humo de los asados, pero en estos tiempos es competencia desleal: por el frio y el precio del asado la salamandra le gana por goleada a la parrilla.

Pareciera que el verano se apropia de los colores del invierno, que el frio es sinónimo de grises. Y así fuera, bienvenido, los grises también tienen su encanto. Basta con ver películas en blanco y negro para disfrutar la fotografía en estado puro.

Ayer a la tarde salí a andar por el interior de Sauce, entre el humo de las chimeneas y la mirada en blanco y negro del ojo del celular.

Aquí comparto algunas imágenes de la caminata.

 

*Texto y fotos de Néstor Machiavelli, publicado en la red social Facebook

 

Nota de la redacción: La frase “pinta tu aldea y pintarás al mundo”, eternamente atribuida al escritor ruso León Tolstoi, parece tener su origen y verdadero autor en Platón o en la Biblia.

Quienes han indagado más en el tema arriesgan haber encontrado otra más certera: “lo que le sucedió al mundo sucedió en tu aldea primero”.

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