Triunfal regreso a Monte Hermoso de Daiana luego de cumplir el desafío en los lagos neuquinos  

“Mi cuerpo experimenta una especie de confort térmico”, explica en diálogo con este medio su osadía de nadar en aguas frías

Daiana Farrer

El pasado domingo 4, la experta nadadora en aguas frías Daiana Farrer completó el desafío que se impuso en busca de un récord mundial que fue certificado por el Libro Guinness.

Como hemos venido informando, la travesía comenzó el 19 de agosto con el cruce del lago Nahuel Huapi, al que le siguieron el Espejo, el Villarino, el Falkner, el Hermoso, el Machónico y el lago Lácar.

Ya de regreso a la ciudad, la “dama de los sueños helados”, nos dio detalles de la hazaña que protagonizó nadando en malla, sin protección térmica, los 7 lagos del corredor turístico neuquino de la ruta nacional 40.

“La pasé muy bien y la verdad que el mayor consumo de energía lo generé antes de llegar al agua, porque tuve que cumplir con muchos requerimientos de Prefectura, de Parques Nacionales, de los municipios”, nos contó aludiendo a los requisitos de seguridad que debió cumplir.

“Después, ya en el agua, estaba en mi salsa, lo disfruté”, explica en el diálogo que mantuvimos con la deportista montermoseña.

“Tuvimos temperaturas de entre 9 y 5 grados; mi cuerpo se sintió mucho mejor cuanto más frío hacía, aunque todos estaban preocupados yo estaba feliz, les decía que no se hagan problema”.

Ante la lógica extrañeza que despierta su actividad en la mayoría de las personas, que le escapa a la sensación de sumergirse cuando el agua está fría, Daiana explica con naturalidad: «Mi cuerpo experimenta una especie de confort térmico; a bajas temperaturas más cómoda me siento».

Consultada por su presencia en San Martín de los Andes para ofrecer una clínica, como se anunció allá, confirmó que se lo propusieron pero quedó pendiente, ya que anticiparon el regreso dado que terminaron antes la travesía, al cruzar dos lagos en un mismo día.

Su relación con las aguas frías es un vínculo indisoluble, que explica así para responder a la eventualidad de querer abandonar en algún momento: «No, nunca, y si aparece algún miedo o dolor siempre lo pongo como en una cajita y lo dejo bien atrás, en algún lado de mi ser, yo utilizo el nado para transmutar, esas cosas me sirven para ir a más, nunca menos».

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