La exposición itinerante “¿Quién es el hombre de la sábana? Una búsqueda de rastros” patrocinada por la Soberana Orden de Malta en la Argentina, está siendo exhibida en el templo de calle Zelarrayán 741 de Bahía Blanca, de martes a domingo de 17 a 20.
La muestra, de acceso libre y gratuito, permite apreciar una réplica del Santo Sudario de Turín en su dimensión original: 4,4 metros de largo y 1,13 de ancho. «Es una oportunidad única para acercarse a uno de los máximos símbolos de la fe cristiana», aseguran los organizadores.
Entre lo más destacado de la exposición, una figura de bronce de 1,80 metros representa al hombre que estuvo envuelto en la sábana.
Además, cuenta con 25 paneles explicativos que aportan información histórica y científica sobre el lienzo considerado sagrado, y con siete vitrinas en las que se exhiben objetos vinculados a la muerte de Jesús de Nazaret: clavos, una punta de lanza y una corona de espinas, entre otros.
Dice el párroco
Sobre el trasfondo de estos símbolos a los que mucha gente en el mundo rinde devoción, Noticias Monte Hermoso dialogó con el párroco Walter París.
“Si bien hay investigaciones en curso aún para confirmar la autenticidad del lienzo – aclaró París – nos ponde delante de los rasgos del sufrimiento que vivó la persona que estuvo dentro de esa sábana, y que sufrió la misma tortura que sufrió Jesucristo: la crucifixión y la flagelación; y entonces nos aproxima mucho a la Pasión. Este es el dato objetivo más importante”.
El párroco aclaró que, “si bien la Iglesia católica no se ha pronunciado definitivamente al respecto, se trata de una reliquia muy valiosa como testimonio y como ayuda para profundizar el contenido de la fe”.
“Tiene un valor importante, para poder participar y entrar en el misterio grande de la pasión de nuestro Señor Jesucristo. Sea o no Jesús el que está marcado en la sábana nos da una dimensión de lo que fue su pasión y su sepultura», remarcó.
“También es interesante que se muestran todos los estudios científicos que se han hecho sobre la sábana tratando de encontrar signos e indicios para poder determinar su autenticidad”.
“Se trata, por todo esto, de una oportunidad interesante, para aprovechar; es algo que la Iglesia conserva porque tiene un gran valor para la vida de la fe”, concluyó el sacerdote.
