Vicente Di Martino sobre las aguavivas en un imperdible relato de su hija Natalia

La ocasional reaparición de las “olindias”, como Dim las llamaba, dio origen a una emotiva evocación

Vicente Di Martino

El periodista Néstor Machiavelli resaltó un texto que Natalia Di Martino publicó en su blog de Facebook “Huellas”.

El escrito, motivado en la reaparición de las aguavivas en cercanías de la costa montermoseña, revive la erudición de su padre, “Dim”, con relación a estos habitantes marinos que tanto dan que hablar.

Así lo prologó Machiavelli:

Vicente Di Martino fue el alma mater del Museo de Ciencias Naturales que lleva su nombre en Monte Hermoso. 

“Natalia, su hija, siempre lo evoca en crónicas que publica en las redes sociales y cosecha bellas  devoluciones. Ella es cocinera especializada en frutos del mar y se ha ganado un lugar en la gastronomía bahiense. Pero después de leer la crónica que  comparto, creo que la narradora supera a la cocinera. Y es mucho decir pero lo siento así.  

“En este relato Natalia describe la relación de su padre con las aguavivas que han vuelto a Monte Hermoso, y con sentido común relativiza la mala prensa de las medusas y a los que quieren esconderlas debajo de la alfombra.  

“Ella lo explica mejor que nadie en esta crónica imperdible”.

En mi cuento, siempre asocié tu partida con la desaparición de ellas, las aguas vivas, las olindias*… como vos las llamabas.

Hoy hace exactamente 11 años y un día (qué pimpilenezco, me dirías).

Era indudable tu conexión con esas bichas, que se ponían en movimiento subiendo a la superficie de las peceras del museo cuando encendías las luces, buscando los cornalitos y camarones que les dabas para alimentarlas.

Mientras los montermoseños (entre los que me incluyo) queríamos que desaparecieran de una vez y para siempre… vos hablabas de ellas con un sesgo de satisfacción.

Mientras que autoridades y gente del pueblo tratábamos de ni siquiera nombrarlas… en tu museo las olindias eran el atractivo principal.

Siempre en contra de la corriente… igual que ellas.

En el escritorio del museo siempre había un microscopio y pasabas horas mostrándole los filamentos de las olindias a la gente… para poder explicarles cómo era la picadura y cómo reaccionar ante ella.

En ese idioma que utilizabas para que toda la gente pudiese entender te recuerdo diciendo:

«Si pateás un perro te muerde.

Si pisas un gato te araña.

Si cortás una rosa te pincha.

Si te chocás una olindia… te pica.

Si no queremos que nos piquen, hay que respetar los días que deciden estar

De lo contrario, hay que saber, que lo complicado de la picadura de las olindia, es nuestro propio acto reflejo, ya que lo primero que hacemos es pasarnos la mano por dónde nos picó. Eso desparrama los filamentos y empeora cada vez más.

Ante su picadura, que arde y es fuerte, hay que quedarse lo más quieto posible y retirar los filamentos. Después vinagre y a tomarse un helado bien grande»

Pero de todas nuestras charlas con respecto a las olindias, la que más recuerdo es aquella en la que me dijiste que ellas impedían un crecimiento desmedido de nuestro pueblo.

«Sin aguas vivas Monte va a ser Mar del Plata. El mar es un atractivo… pero la paz y tranquilidad también.

“En las ciudades las personas son números y siempre están todos apurados, corren, tocan bocinazos y putean».

En ese momento su pensamiento me pareció retrógrado.

Hoy papito vos no estás… y ellas volvieron.

No está bueno que hayan vuelto.

Comerciantes, hoteleros, gastronómicos y gente que se prepara todo el año para recibir a los turistas de la mejor manera. Definitivamente no está bueno.

Pero están, existen, y son bien nuestras.

No hay que negarlas. Hay que enseñar.

A cada persona que escribe en redes preguntando si hay aguas vivas se le tiran al cuello como pirañas. Dejémonos de joder.

Como leí por ahí… el intendente no puede salir con un colador a sacar las olindias una por una.

Monte tiene mucho más que ofrecer aquellos días en los que sopla el viento norte. 

La laguna, reservas, museos, los mejores amaneceres y atardeceres del mundo.

Artistas por todos lados.

Una enorme plaza gastronómica y mucha gente que se prepara todo el año para recibir al turismo.

Observatorios astronómicos, un faro hermoso con una gran historia y miles de cosas más.

Ahora… en mi cuento, déjenme sentir esto como una gran señal.

¿Será que hay que ir un poco más despacio para evitar la vorágine, el colapso o… tal vez… algún atropello injusto?

Un freno de mano.

No tenemos que pretender ser Mar del Plata.

Monte es otra cosa. Por eso es especial. 

Te extraño viejito con todo mi corazón. Siempre.

Naty

*Olindias es un género de medusas perteneciente a la familia Olindiidae, que incluye seis especies

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