Volvió, no sólo a jugar, sino a disfrutar. Con la madurez que dan los años, las lesiones y el aprendizaje, Bárbara Dichiara encara esta nueva etapa con la serenidad de quien sabe que ya ha dejado huella. Pero también, con la pasión intacta de seguir compartiendo lo que más ama.
Aunque hoy su presente está en Monte, no descarta probar suerte en el exterior. “Siempre tuve propuestas para jugar afuera, pero no me iba por las Leonas. Hoy no está en mis planes, pero no digo que no. Tal vez el año que viene, media temporada, tres meses en un lugar tranquilo, me gustaría una experiencia así»… suelta la joven montermoseña, referente del hockey regional.
Por estos días, junto a un importante equipo que la acompaña, lleva adelante la segunda edición del «Campus Barbi Dichiara», una marca que quiere dejar registrada y que reúne en una misma propuesta deporte, formación integral y entretenimiento, con el disfrute de las bondades turísticas de nuestro balneario.
En el diálogo dejó un mensaje para las nuevas generaciones: “Que hagan el deporte que elijan, pero con compromiso y responsabilidad. Y que agradezcan siempre lo que tienen: vestuario, agua, cancha de agua; hoy hay muchas oportunidades, y hay que aprovecharlas”.
Sigue realizando trabajos de kinesiología y fortalecimiento muscular para acompañar la recuperación. “Necesito seguir ganando masa muscular, no se logra de un día para el otro. Pero ya volví, estoy tranquila y enfocada”, explicó.
—¿Cómo fue el regreso a las canchas después de tanto tiempo parada?
—Por suerte volvimos después de un año. La realidad fue difícil, uno nunca sabe cuándo va a volver, siempre te preguntan «¿para cuándo la vuelta?» y lo cierto es que depende de cuándo el cuerpo esté listo, y de cuándo una también esté lista
Tuve tres operaciones. La primera fue a los 17 años, en la pierna izquierda. La segunda, a los 26, en la derecha, justo después de los Juegos Olímpicos Universitarios de China. Y la tercera es la que acabo de superar”.
— Seguramente cada una tuvo su propia complejidad..
—Sí, totalmente; la primera vez volví a los seis meses, en el tiempo estipulado. En la segunda tardé nueve meses. Ahora me tomé más tiempo, con más calma. Ya no me volví loca. Quise que el injerto se integrara bien al cuerpo.
—¿Y cómo se siente hoy esa rodilla?
—Es re loco. Es como volver a nacer. Como cuando un bebé empieza a caminar después de gatear. Volver a encontrarse con el cuerpo. No es fácil. El torneo argentino en Rosario me ayudó un montón porque no me permitió pensar ni en el dolor ni en cómo estaba, fue una cachetada que necesitaba para soltar ese miedo.
El retorno a Atlético y nueva función en el equipo
Tras su regreso, también volvió a jugar con Atlético Monte Hermoso, aunque probando distintas posiciones en la cancha. “Creo que jugué en todos los puestos. De chica fui delantera, después defensora por mi estatura, luego volante. Hoy me siento cómoda en una especie de doble cinco, como un líbero con llegada al ataque”, detalló.
—¿Qué objetivos te planteás a partir de ahora?
—Hasta hace poco me ponía objetivos a corto plazo porque siempre algo me frenaba. Ahora estoy tranquila, disfrutando de jugar cada fin de semana, de entrenar a la sexta división del club, de estar en casa. No tengo proyectos grandes con el hockey. Quiero pasarla bien.
El recuerdo de la selección y la cuenta pendiente
Bárbara fue parte de distintos procesos en la Selección Argentina, desde las Leoncitas hasta Las Leonas. Con humildad, reconoció que hoy está en otra etapa: “Me encanta verlas jugar, tengo amigas ahí. Pero para estar en un seleccionado hay que dar el 110% y hoy no estoy para eso. Estoy escuchando a mi cuerpo y mi mente”.
Sin embargo, admitió que le quedó un sueño por cumplir: “Me quedó jugar los Juegos Olímpicos. Ninguna jugadora de Monte Hermoso lo logró todavía. Ojalá se le dé a María Emilia (Larsen)”.
La liga local, con altibajos
Dichiara también analizó el presente de la Asociación Bahiense de Hockey: “Está muy competitiva. Nosotras estamos en la Copa de Oro y cada partido es difícil. El nivel creció. Y ahora que Uni está por poner su cancha de agua, eso le va a dar un plus enorme al juego”.
—¿Hay algo que te gustaría que mejore?
—Lo que es tedioso es que se para demasiado. Jugamos un fin de semana y paramos un mes, después volvemos y paramos tres semanas más. Eso corta el ritmo, sobre todo a las más grandes. Deberíamos encontrar un esquema donde las mayores sigan jugando aunque haya torneos de inferiores.
—Se te vio festejar mucho un gol, hace poquito…
—Soy cero goleadora, creo que hice diez goles en toda mi carrera. Pero el otro día me lo adjudicaron y lo disfruté mucho. Fue un mimo al alma. Después de todo lo que pasé, es una alegría inmensa.
—¿Cómo recibieron la llegada de Martín Berlato como entrenador?
—Lo conocimos en el seleccionado mayor. Nos agarró de imprevisto, pero vino con muchas ganas y predisposición. En Monte la exigencia es alta, no es fácil dirigir acá, pero él está cumpliendo con todo lo que esperábamos; creo que por ahora estamos bien y se armó un lindo grupo.
El campus y la apuesta formativa
Desde este lunes 21 Bárbara lleva adelante la segunda edición del Campus Barbi Dichiara. “Tenemos el cupo completo, con 60 chicas de entre 11 y 17 años, de varios lugares de la región. Me gusta que sea personalizado, que cada nena se lleve algo. Hacemos juegos, fogatas, actividades nocturnas, un staff tremendo y muchas sorpresas”, cuenta con entusiasmo.
—¿Quiénes te acompañan en esta edición?
—Estamos con Yiyo (Juárez), Gabi Ludueña, Mari Larsen, Noel Barrionuevo, Mica Gentili, Carola (Dichiara), Nacho Busca, Juan Zunini, Aldi Quintana y Flor Scheverin como nutricionistas. Es un equipazo. Cada uno está en su función y lo disfruta. Eso es clave.