En el marco de la celebración del Día del Niño, la psicopedagoga Mariana Savid Saravia, que en febrero de este año eligió las playas de Sauce Grande para realizar un reseteo digital, propone rescatar los juegos tradicionales como una forma de contrarrestar la hiperconectividad que atraviesa la infancia actual.
Trompo, dominó, mímica, soga, rompecabezas, juegos de mesa o la construcción de barriletes son algunas de las opciones que —según la especialista— permiten fomentar la paciencia, la estrategia, la creatividad y la conexión familiar.
Savid sugiere que las familias establezcan un “pacto de reseteo digital”, que incluya espacios libres de pantallas, horarios de encuentro sin dispositivos —por ejemplo, de 18 a 20— y una priorización de juguetes físicos frente a los electrónicos. La propuesta apunta a que padres e hijos compartan momentos de juego sin interrupciones tecnológicas, favoreciendo el desarrollo cognitivo, emocional y social.
La profesional advierte que, si bien la tecnología ofrece ventajas y posibilidades de aprendizaje, su uso excesivo en edades tempranas puede generar dificultades de atención, alteraciones en el sueño y una disminución de las interacciones cara a cara. “No se trata de demonizar las pantallas, sino de devolverles el equilibrio en la vida de los chicos”, subrayó.
Además, recordó que los juegos tradicionales no solo entretienen, sino que también transmiten valores como el trabajo en equipo, la tolerancia a la frustración y la importancia de respetar turnos y reglas. Estos aspectos, asegura, son fundamentales para el desarrollo integral y suelen aprenderse de forma más natural en actividades sin mediación tecnológica.
“Estoy aquí, para vos y con vos, sin distracciones”, resume la psicopedagoga, al destacar que el verdadero juego ocurre cuando los adultos se muestran disponibles en cuerpo y mente. “La infancia pasa rápido, pero los recuerdos de canciones inventadas, torres de almohadas y risas cómplices perduran”, agregó.
Para la especialista, la mejor forma de celebrar este 2025 es regalar lo que ningún juguete puede comprar: tiempo, atención y conexión real.