Los meses de noviembre y diciembre son de estrés, que, sumado al agotamiento por el año de cursada, ponen a prueba a cada estudiante para estudiar eficazmente y no morir en el intento.
El punto es que los estudiantes muchas veces no utilizan las mejores estrategias para estudiar.
La Universidad de Washington realizó un estudio comandado por los psicólogos Henry Roediger y Mark McDaniel que posteriormente volcaron en el libro “Lograr que se te pegue. La ciencia del aprendizaje exitoso” (en inglés, “Make It Stick: The Science of Successful Learning”), en el que expresan que los y las jóvenes al momento de estudiar no utilizan buenos métodos y por eso es que están agotados, irritables y con una incómoda sensación de no saber lo suficiente.
Lo cierto es que conocen muchas técnicas de estudio que seguramente han desarrollado durante la cursada, con distintos profesores, que, al momento de ponerse a estudiar para rendir un examen final, no son tenidas en cuenta.
Los psicólogos resumen en ocho tips las claves para estudiar mejor:
– No utilizar únicamente la re lectura
– Auto examinarse
– Relacionar la nueva información con algo conocido
– Exponer la información de manera visual
– Utilizar tarjetas de memoria
– No “quemarse las pestañas”
– Los docentes también deben colaborar
– Un método para cada estudiante
No utilizar únicamente la re lectura
“Los jóvenes, cuando estudian, únicamente releen sus notas y apuntes. La mayoría de los encuestados concluyó en que este era su método preferido. Sin embargo, sabemos, gracias a años y años de investigación en la Universidad de Washington, que reciclar información de manera repetitiva no es la mejor manera de memorizar a largo plazo.
“Los estudios demuestran que los alumnos que releen un texto no tienen ninguna mejora en comparación con los que lo leyeron una sola vez”, expresan los autores.
Cuando leemos por primera vez un texto extraemos un montón de información, pero ya en la segunda lectura no lo leemos todo nuevamente sino que leemos las partes que ya seleccionamos en la lectura previa.
Por eso es que se considera que no se procesa la información en profundidad y esta técnica resulta poco eficaz y engañosa porque nos genera la sensación de que conocemos el material a la perfección cuando no es así.
Auto examinarse
“Una excelente técnica es leer una vez y luego auto examinarse, ya sea utilizando las preguntas que se incluyen en los libros de texto o elaborando preguntas propias. Recuperar esa información es lo que efectivamente fortalece el conocimiento y la memoria” detallan los autores.
Esta técnica nos permite hacer un diagnóstico bastante preciso sobre lo que uno sabe y lo que no, que determinará entonces qué es lo que hay que repasar. La pregunta también ayuda a comprender los hechos con mayor profundidad, ya que tratar de explicar algo genera aprendizaje y es –además– lo que deberán hacer en la mesa examinadora.
Relacionar la nueva información con algo conocido
“Otra buena estrategia es, durante la segunda lectura, tratar de relacionar los conceptos del texto con algo conocido. Conectar la nueva información con conocimientos previamente adquiridos mejora el aprendizaje”.
No solamente es útil porque tiene en cuenta los conocimientos previos sino porque el aprendizaje se produce justamente cuando se puede aplicar lo nuevo aprendido a otras situaciones ajenas a lo que dice el texto.
Exponer la información de manera visual
“Otra gran estrategia es hacer diagramas, modelos visuales o gráficos. Cualquier cosa que promueva el conocimiento interactivo es altamente efectiva en la retención de la información. Se trata de involucrarse en el proceso”.
El uso de mapas conceptuales es muy útil ya que permite organizar el contenido y su utilización a la hora del examen.
Usar tarjetas de memoria
“Las tarjetas de memoria son otra excelente opción para el aprendizaje. Una de las claves para utilizarlas bien es volver a auto examinarse sobre las que se han contestado correctamente”.
El uso de tarjetas de memoria permite al estudiante fijar los conocimientos y repasar aquellos que no se recuerdan. Ayudar un poco a la memoria.
No “quemarse las pestañas”
Sabido es que muchos estudiantes repasan hasta el último minuto o dejan para el último día muchos conceptos con la idea errónea de que serán absorbidos o recordados mejor.
“Los estudios demuestran que no es lo más indicado para memorizar a largo plazo. Tal vez pueda servirles para el próximo examen, pero para el final del cuatrimestre probablemente no recuerden nada de lo que estudiaron y mucho menos para el próximo curso. Lo ideal es espaciar las sesiones de estudio y practicar un poco cada día”.
Los docentes también deben colaborar
“La clave para los profesores es revisar el material luego de algunos días o semanas. Hay varias maneras de llevar esto a cabo, puede ser mediante exámenes semanales con los conceptos aprendidos. Esto también puede aplicarse a tareas para el hogar”.
Otra posibilidad es evaluar después de la conclusión de cada tema o de cada unidad. Esto les permite a los alumnos organizar la información y reforzar el aprendizaje de esa parte del curso.
Un método para cada estudiante
“La mentalidad de los estudiantes incide mucho a la hora de su rendimiento. Los alumnos con actitudes más abiertas, que consideran que el aprendizaje es un proceso, que es necesario tomarse el tiempo para hacerlo gradual y efectivo, son los que mejor rendimiento tienen”.
Sea como fuere, más allá de estas recomendaciones, hay varios factores a tener en cuenta: el aprendizaje es un proceso; aprender requiere horas de estudio; saber significa aplicar nuevos conocimientos a situaciones viejas; optimizar el aprendizaje también requiere práctica.
El talento, la inteligencia y el conocimiento necesitan una práctica, una metodología y una perseverancia que se construye en el rol de estudiante.