Covid: “Hay que hacer valer nuestros derechos, ejercerlos, ser soberanos de nuestra vida”, reclama una periodista

Lecturas de domingo: Gisela Ramos

Lecturas de domingo: la conductora y periodista bahiense Gisela Ramos es una activa difusora de las opiniones divergentes de lo que denomina “el discurso oficial” con relación a la pandemia de Covid.

Su opinión fue recogida ya por este medio en un artículo en el que hacía un llamado “a permitirse dudar”, proponiendo “que se escuchen las voces acreditadas divergentes que no tienen espacio en los medios de comunicación”.

 Ramos ratifica su decisión de no inocularse, “de pensar y entender de otra manera las cosas, de usar el sentido común”; se permite dudar, plantea interrogantes y reclama.

Gisela Ramos

En una nota que publicó en el sitio Portal Bahiense vuelve sobre el asunto centrándose en la defensa férrea de los derechos ciudadanos reclamando para sí su derecho a elegir basándose en el precepto de que nadie está “obligado a hacer lo que no manda la ley”.

Lo que sigue es el texto de su postura.

Por estos días escucho y dialogo diariamente con grandes profesionales, no solo de la salud sino también del ámbito legal. Charlas que me aportan inmensamente, dando amplitud a mis pensamientos y decisiones; entendiendo una vez más que el conocimiento nos hace libres.

Hoy quisiera hablar de mis derechos o mejor dicho de los derechos de todos, y de animarnos a ejercerlos. Animarnos a vivir los derechos, garantías y valores que la Constitución plasma.

Siento que quienes deben velar por el cumplimiento de sus normas, no lo hacen, queriendo imponer mediante coacción, un pase sanitario; pues bien, hagamos valer nuestros derechos nosotros.

Lo primero que debemos tener en claro, palabras de una abogada consultada, es lo siguiente: “La declaración de emergencia sanitaria no habilita a conducir el país por medio del decreto de necesidad y urgencia, solo el estado de sitio suspende temporalmente las garantías constitucionales”.

También me quedó claro que los agentes de policía, sin distinción alguna de rango o escalafón, deben actuar conforme a las normas constitucionales legales y reglamentarias, adecuando su accionar estrictamente al principio de razonabilidad y evitando todo tipo de actuación abusiva, arbitraria o discriminatoria.

Protocolos

Algo que también se aplica a las autoridades escolares, que acatando protocolos recortan la libertad de los estudiantes, pasando por alto el principio rector del derecho que es el interés superior del niño (niño hasta los 18 años).

Es probable que muchos padres no sepan de la existencia de tales derechos, tampoco yo lo sabía. De todas formas, hay padres que callan porque el sistema les dice que deben obedecer, otros porque están de acuerdo y otros por mantener la armonía, algo que desde el comienzo de esta pandemia no reina en ningún espacio.

Muchos padres, también sin saber (lo cual es razonable ya que tampoco son doctores), entregan a sus hijos para ser testeados, hisopados, asfixiados con ridículos barbijos y hasta inoculados en nombre de la falacia de la salud pública; porque la tan mentada salud pública, no existe separada de cada individuo, es una construcción jurídica, es la suma de la salud de cada individuo.

Entiendo así que mi salud es tan importante como la de quien me quiere barbijeada, testeada e inoculada y nadie puede obligarme a decidir sobre ella.

Volviendo al inicio donde pongo énfasis en la frase “hagamos valer nuestros derechos”, ya se han comenzado a realizar a diario, escritos simples y cartas documento, efectivizados por abogados que deciden apoyar nuestras acciones. Con estos elementos en mano, nos defendemos de diferentes situaciones vividas en el trabajo, escuelas o en cualquier lugar en el que infrinjan leyes.

¿Y saben que me pasa? Me enoja mucho, me enfurece tener que estar alerta, incómoda, pero siento que debo actuar, debemos actuar, movernos y explicar que no, significa no.

Quizás el camino sea sentirnos fuertes desde lo legal porque la Constitución Nacional ampara todos tus derechos y el estado debe garantizarlos o debería hacerlo.

No quedarnos quietos

Tal vez el camino sea no quedarnos quietos, inmóviles, mirando nuestro ombligo.

Entonces les pregunto: ¿Vamos a seguir aceptando protocolos que no tienen el más mínimo sustento? Voy a darles un ejemplo: vemos a diario personas, con tapabocas sucios, de tela, debajo de la nariz, estirados, manoseados… los mismos que en restaurantes podés quitarte y charlar con amigos, familia o colegas, pero en el cole nuestros hijos deben sostener los tan exigidos barbijos o tapabocas durante las cuatro o más horas de clases. Se les exige de una manera ilógica, como si allí hubiese peligro y en el resto de los espacios no.

Existen recomendaciones, pero no son leyes y nadie puede obligarte a cumplirlas, si no, los invito a leer el artículo 31 de la Constitución Nacional donde se ven plasmadas las jerarquías de leyes, tratados de derechos humanos, el principio pro homine entre otros.

La Constitución argentina es la ley suprema de la nación argentina sobre la que no puede pesar ningún DNU, resolución ni protocolo.

Siguiendo con lo transmitido por la abogada consultada y refiriéndome a lo que pretenden hacerte cumplir, me detengo en el artículo 36 que nos dice: “Esta Constitución mantendrá su imperio aun cuando su observancia se interrumpiera por actos de fuerza contra el orden constitucional y el sistema democrático”.

Este mismo artículo nos reconoce a todos los ciudadanos el derecho a la resistencia frente a actos criminales, la desobediencia civil legítima.

Derechos y debate

Tenemos derecho a decidir qué hacer con nuestro cuerpo, y yo no quiero un proyecto de vacuna que es experimental, algo expresado por ellos mismos en el DNU 125 del 2021. ¿Vos lo sabías?

No estamos obligados a ser parte de un ensayo clínico pero si lo desean, deben ser debidamente informados y conforme a su voluntad, libre de vicio, violencia, dolo o error. Que no te coaccionen con no poder viajar, trabajar o estudiar.

Tenemos tantos derechos, solo hay que hacerlos valer, ejercerlos, ser soberanos de nuestra vida y de las decisiones que tomamos. Y les pido por favor que no arremetan con el cuentito de que mi decisión influye al resto porque diferentes científicos, médicos, epidemiólogos y otros demuestran que se equivocan.

Y si consideran lo contrario los invito a realizar un debate científico para que también de esta manera nos enseñen a todos los ciudadanos la realidad.

Para que nos expliquen por qué tanto vacunatorio improvisado, sin asepsia; ¿por qué no hay debate médico? ¿por qué prohibieron las autopsias? ¿por qué no hay prospectos en idioma castellano? ¿por qué no explican los riesgos de esta inyección experimental?

Solo espero que quienes están a cargo de hacer cumplir y respetar nuestros derechos, tomen acciones frente a este atropello a la dignidad humana y entiendan que el estado dejó de ser garante de los mismos.

Asimismo anhelo profundamente que aquellos que elegimos para representarnos, defiendan estos derechos que los abarca a ellos también.

Para ir terminando les dejo por aquí el art. 19 que nos dice que ningún habitante de la Nación argentina será obligado a hacer lo que no manda la ley.

Finalizo recomendándote que leas, que te informes, que preguntes, que trates de usar el sentido común y si no lo querés hacer, respeto tus formas y decisiones pero no me quites mi derecho a elegir.

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