La crianza respetuosa no debe ser solo un título. Se trata de un cambio sustancial en la crianza de los niños y niñas. Cambio que se relaciona con ver al otro no solo como un sujeto de derecho sino –principalmente– como otro que necesita límites y enseñanzas pero basado en el amor.
El cuidado, el respeto, el interés y la escucha del otro, de ese pequeño que está aprendiendo a ser en este mundo, requiere cuidado y dedicación. Porque la crianza respetuosa no debe ser un está todo permitido, porque eso tampoco sirve. Será una crianza con consideración de ese otro en formación para que se convierta no solo en un adulto de bien, sino también para que tenga los recursos para hacerle frente a la vida.
Vamos a repasar algunos de los errores que algunos padres practican en la crianza respetuosa, para analizarnos a nosotros mismos:
– No poner límites y ser permisivo. La crianza respetuosa debe encontrar el equilibrio entre la autoridad y la permisividad. Un si constante llevará a la frustración, porque no valorará nada, puesto que todo lo consigue con facilidad y siempre querrá más sin llegar a ser feliz nunca.
El consentimiento en exceso no es constructivo ya que el mundo está lleno de límites. Los límites son necesarios ya que nos preparan para la vida, nos protegen y nos dan seguridad. Pero es necesario pensar en qué limites poner: no muchos, sino los importantes. Las órdenes deben ser dadas de manera calmada, con amor y cariño, sin gritos ni autoridad, pero sin caer en el consentimiento. Dar afecto y amor no es ser permisivo.
– Inmediatez: los resultados son a largo plazo, porque poner solución de forma rápida al conflicto no soluciona el problema. Lo mismo pasa con los gritos y los castigos. Consiguen resultados en el momento ya que el niño deja de hacer lo que está haciendo, pero no entiende el por qué debe dejar de hacerlo. Es verdad que vivimos en una sociedad apurada, por eso es necesario detenerse. La educación con amor y consideración requiere tiempo, tiempo para conectar y empatizar con tus hijos.
– Momentos de autocuidado: la paciencia es un factor importante en la crianza. Pero la paciencia requiere que esos padres y madres estén bien. A veces el trabajo y los problemas que surgen fuera del hogar hacen que regresemos estresados y acelerados a casa. Es necesario detenerse, respirar profundo y luego ingresar al hogar.
Bajar el nivel del estrés, porque si no, nada va a funcionar. Momentos para nosotras mismas: ir a tomar un café con una amiga, darte un baño de espuma, comer algo rico y permitido. Darte tiempo. Cuidarte a vos misma para que puedas cuidar al otro.
– Chantajear con premios: a menudo no nos damos cuenta cuando ofrecemos un premio a cambio de una acción. Los premios son recursos que a menudo utilizan las personas y que funcionan de manera inmediata, pero no a largo plazo. El niño acaba cediendo para conseguir la recompensa y no por la satisfacción y comprensión del acto en si. Esto es peligroso, porque en el futuro el niño necesitará la aprobación de los demás y se sentirá muy influido por las opiniones de los otros.
Los regalos y detalles son importantes, pero no como premio a nada. Es saludable decirle que se lo trajiste porque lo viste en el negocio y pensaste que a él le gustaría y por eso lo compraste. Con eso es suficiente.
Elogiar en lugar de alentar. Si un niño recibe más elogios que aliento, necesitará siempre la aprobación de los demás y la validación de sus actos constantemente. En cambio, cuando alentamos y reconocemos el esfuerzo, beneficiamos su autoconfianza y su autonomía. También favorecemos su pensamiento crítico y la motivación.
– No formarse: la crianza respetuosa nos demanda tiempo y dedicación. En pequeñas dosis no sirve. Esto quiere decir que requiere un cambio en la manera de ver el mundo. Y eso nos demanda formación, leer e informarnos sobre el tema para poder dar respuestas adecuadas ante los comportamientos infantiles.
– Las opiniones de los demás: cuando como padres y madres se comienza a transitar este camino, es muy importante comunicarlo a los demás, especialmente a los miembros de la familia y a aquellos que pasan más tiempo con los niños. Que entiendan y que se empapen del significado de educar al niño en el amor, el respeto y el cariño para evitar consejos y opiniones que no respondan a nuestras ideas como padres.
Es importante que acompañen estando informados. Y tener en cuenta el tratar de mantener un equilibrio entre la educación que se le da en casa y en la escuela. Tal vez esto nos requiera ponernos firmes, pero se puede ir transitando, explicando a los y las otras el porqué de la crianza que has elegido y que sabes que es beneficiosa para tu hijo y para tu relación con él o ella.
En crianza respetuosa, poner límites implica establecer normas y reglas con respeto, empatía y coherencia, buscando el bienestar del niño y su desarrollo a largo plazo. Se trata de guiar a los y las niñas para que comprendan qué está bien y qué está mal y de respetar sus necesidades y las de los demás.
La disciplina positiva, que es un enfoque en la crianza respetuosa, se enfoca en enseñar a los niños a tomar decisiones y a aprender de sus errores, en lugar de castigar o imponer normas sin explicación.