El déficit habitacional en Argentina afecta a entre tres y cinco millones de personas, y se estima que la mitad de esa demanda se concentra en la provincia de Buenos Aires. Frente a este escenario, investigadores del Laboratorio de Entrenamiento Multidisciplinario para la Investigación Tecnológica (LEMIT), dependiente de la Comisión de Investigaciones Científicas, trabajan en el desarrollo de un sistema de autoconstrucción de viviendas basado en bloques fabricados con plásticos reciclados.
El proyecto, que promueve una alternativa económica y sustentable para construir hogares, fue seleccionado en la convocatoria FITBA (Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires), impulsada por la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación provincial. Además de ofrecer una solución habitacional, esta propuesta busca dar respuesta al problema ambiental de los plásticos que no pueden reutilizarse comercialmente y que terminan en basurales o rellenos sanitarios.
La técnica, basada en la utilización de polietileno de alta y baja densidad, permite fabricar bloques a partir de materiales como tapas de botellas, bandejas, envases o bolsas. Estos residuos, una vez triturados, se incorporan a una matriz aglutinante que reemplaza al árido grueso en el bloque tradicional, generando un producto con prestaciones similares al bloque de cemento común.
“El producto final se asemeja al bloque de cemento convencional que conseguís en el mercado. La diferencia es que se cambia el árido grueso: el plástico reemplaza a la piedra”, explicó la arquitecta Mariana López, especialista en ingeniería ambiental, integrante del LEMIT y directora del proyecto.
La empresa Rentor SRL fue pionera en la elaboración experimental de estos ecobloques a fines de 2019, y desde entonces trabaja junto al LEMIT para optimizar su resistencia, durabilidad y eficiencia térmica. También participa el Centro de Formación Profesional N.º 24 de la Ciudad de Buenos Aires, encargado del proceso inicial de separación y trituración de los residuos.
El proyecto no solo busca definir la mejor combinación de materiales, sino también desarrollar un prototipo de vivienda modular de una planta, con posibilidad de ampliación, y elaborar un manual de autoconstrucción. “La transferencia tecnológica está orientada a los municipios para que puedan contratar cooperativas que fabriquen los ecobloques y capaciten a la comunidad para poder autoconstruir sus viviendas”, detalló López.
La propuesta integra ciencia, tecnología y formación laboral, y apunta a consolidarse como una herramienta concreta para abordar el déficit habitacional, fomentar el trabajo local y promover la economía circular.