Este lunes, como cada primero de octubre se celebró el Día del Mar y de la Riqueza Pesquera, una fecha que busca poner en valor la importancia del mar como fuente de vida, alimento y desarrollo económico. Para nuestro distrito, que se abre en 32 kilómetros de costa atlántica, esta conmemoración cobra especial sentido por tratarse del recurso que es esencial para la identidad, la historia y el presente de todos quienes forman parte de la comunidad.
La riqueza pesquera constituye uno de los principales recursos naturales para la ciudad y la región. La actividad extractiva, el trabajo de los pescadores artesanales y la vinculación con puertos cercanos como el de Bahía Blanca consolidan un entramado económico que va más allá del turismo y que sostiene a muchas familias montermoseñas a lo largo del año, más allá de la temporada turística. A su vez, la actividad recreativa y deportiva vinculada a la pesca embarcada y de costa refuerza la conexión de los vecinos y visitantes con este patrimonio natural.
La efeméride, instaurada oficialmente en la Argentina por la Liga Naval Argentina en 1937, se propone sensibilizar a la población acerca del uso responsable de los recursos marinos y de la importancia de proteger la biodiversidad. En este punto, Monte Hermoso ocupa un lugar de referencia en el sudoeste bonaerense, tanto por la variedad de especies que se encuentran en sus aguas como por la tradición pesquera que acompaña la vida cotidiana de la comunidad.
Desde hace décadas, la pesca artesanal y deportiva se convierten en motor de actividades complementarias que incluyen el turismo, el comercio y los servicios. Cada temporada, miles de visitantes llegan atraídos por la posibilidad de disfrutar de jornadas de pesca en un entorno natural único, lo que se traduce en un aporte directo a la economía local.
Sin embargo, el Día del Mar también recuerda la necesidad de abordar el futuro de manera sustentable. La sobreexplotación de ciertas especies y los cambios ambientales plantean desafíos que demandan una mirada integral, con políticas públicas que contemplen el cuidado del ecosistema y promuevan prácticas responsables. Monte Hermoso, como ciudad costera, es un actor clave en esta conversación.
Los especialistas coinciden en que la riqueza pesquera no puede pensarse de manera aislada, sino como parte de un equilibrio mayor que involucra al turismo, a la industria, al comercio y a la vida social. El mar ofrece oportunidades, pero también impone responsabilidades: el desafío es garantizar que su potencial se traduzca en desarrollo sin comprometer el futuro de las próximas generaciones.
Aquí el mar no es solo un paisaje ni un mero atractivo turístico: es también una fuente de trabajo, un espacio de encuentro y una herencia cultural que vincula con nuestras raíces.