Dichos y palabras. Curiosos orígenes de palabras y de frases populares o del lunfardo en Argentina

Bondi; me lo contó un pajarito; a la marchanta. De dónde provienen

Bondi

Bondi, lunfardo para colectivo, autobús o micro, de uso común en Argentina y en Uruguay, podría estar originado en Brasil.

Según lingüistas expertos, bondi es una derivación de una palabra en portugués nacida en San Pablo a principios del siglo XX.

En ese entonces, los tranvías de la ciudad eran propiedad de compañías inglesas y, por lo tanto, el precio de cada pasaje era precedido por la palabra bond. Los brasileños empezaron a usar el término bond para el tranvía y extendieron este uso a todo el transporte público.

Claro que la palabra bond los brasileros la pronuncian bondi dado que en portugués a las palabras de otros idiomas terminadas en consonante se les agrega “i” al final.

Otra teoría sostiene que la palabra bondi es, en realidad, un apelativo de “albóndiga”, como se los llamaba a los colectivos urbanos en Buenos Aires de antaño, ya que eran mucho más pequeños de lo que son hoy en día y con forma redondeada.

Me lo contó un pajarito

Usamos esta frase cuando no queremos que se sepa de qué forma hemos llegado a saber algo o cuando no queremos revelar el nombre de quien nos lo ha dicho.

La expresión se refiere a la antiquísima costumbre de predecir el futuro observando el vuelo de los pájaros o escuchando su canto. Muchos pueblos han considerado y consideran a las aves como portadoras de buenas y malas noticias.

En la cultura popular abundaron siempre los ejemplos en los que diversos tipos de aves develaban secretos, por lo general de tipo amoroso.

A la marchanta

Aunque ya no es tan popular, la expresión significa que algo se ha hecho sin ton ni son, de forma desprolija.

También se utiliza como “tirarse a la marchanta” para graficar que alguien “se deja estar”.

El tango “Mano a mano” la menciona en su letra (de Celedonio Flores): “los morlacos del otario los tirás a la marchanta”, cuestionando en términos lunfardos el proceder de una mujer ingrata que despilfarra la plata de su amante.

Parece provenir del francés “marchand” (comerciante, vendedor), como se denominaba a quienes malgastaban dinero gastando por gastar.

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