La frase «todos los caminos conducen (llevan) a Roma» es un proverbio antiguo que se utiliza para graficar que existen múltiples formas de alcanzar un objetivo o maneras de llegar a una misma conclusión.
Su origen se remonta al Imperio romano, época en la que Roma era el centro del mundo conocido. Literalmente, una red de caminos construidos por los romanos conectaba eficazmente la capital con todos los rincones del imperio, haciendo de Roma un punto de llegada inevitable.
Tras siglos de uso, la expresión se ha convertido en una metáfora pero su significado original tiene claro origen histórico: cuando el Imperio romano estaba en todo su esplendor, todos los caminos conducían a Roma, porque Roma era entonces el centro del mundo.
La frase no es privativa del español. Es tan común, que se dice igual en inglés, italiano, alemán o francés.
Muchos historiadores creen que el origen se localiza en el “Milliarium Aureum”, un monumento erigido en el año 20 a. C. por el emperador Augusto en el Foro de la Antigua Roma que marcaba el punto de partida y de llegada de todas las calzadas romanas.
Todavía hay muchas carreteras en Europa que siguen el trazado de aquellas antiguas que cruzaban todo el imperio hasta la capital. Por eso, y para comprobar si de verdad la antigua expresión es correcta, un grupo de investigadores alemanes elaboró un mapa interactivo con las distintas rutas para llegar a Roma.
Para ello, marcaron 486.713 puntos en todo el continente, lo que establece una red de caminos y carreteras que cubre 26.503.452 kilómetros cuadrados. El encargado de establecer la mejor ruta es un algoritmo que busca el camino más corto y que marca con un trazo más grueso las vías más utilizadas. De ese modo, el mapa refleja 486.713 caminos posibles a la capital de Italia.
Detrás de la idea estuvieron Benedikt Groß, Philipp Schmitt y Raphael Reimann, quienes publicaron el resultado en una página web, Roads to Rome (caminos a Roma, en inglés), que permite buscar la ruta a Roma desde el punto que se elija.
El Imperio romano construyó alrededor de 400 vías para comunicar Roma con todas sus provincias, lo que suponía unos 85.000 km. Las calzadas recorrían Europa, pero también llegaron a parte del actual Reino Unido, Egipto o Turquía, entre otros territorios. Entonces, no había duda de que todos los caminos conducían a Roma. Hoy, veintiún siglos después, un algoritmo informático demuestra que no ha cambiado tanto.