Nuestra ciudad, que más allá de su fecha de independencia tiene por lo menos 100 años, no tiene cementerio. Esta es una verdad que todos conocen.
Un lugar que fue creciendo desde 1906, en que se inauguró el Faro Recalada a Bahía Blanca, que tuvo esperanzas de ciudad con el Hotel de Madera inaugurado en 1918, que fue marcando el ejido urbano que hoy se extiende a paso constante hacia el este.
Que tiene un balneario acogedor, lugar que han elegido muchos como residencia permanente. Que crió generaciones que se fueron y otras que se quedaron. Que fue el lugar de sueños y esperanzas de muchos. Que erigió barrios para que la gente pueda resolver parcialmente el problema de la vivienda. Que sale en los medios de comunicación nacionales como oferta turística insuperable. Que ha sido sitio de muy buenos negocios para empresarios y comerciantes que no son de Monte Hermoso.
Y que sin embargo, no tiene un cementerio.
Este es un problema serio, grave. Que quizás los que no son residentes no pueden visibilizar. Pero los que viven todo el año si. Siendo este el lugar elegido para vivir, no puede serlo para el descanso de sus restos. Parece una paradoja.
Se han realizado numerosas gestiones con la esperanza de poder concretarlo. En un momento se asignaron unos lotes al final del barrio Las Dunas (en el extremo oeste de la ciudad) pero su construcción fue evitada por un edicto judicial, instancia a la que recurrieron numerosos vecinos de ese barrio, que no querían tener un cementerio como vista panorámica. De esta manera, el proyecto se deshizo.
Años después, se comenzaron nuevas gestiones a través de un grupo de vecinos residentes, que con la organización y conducción de un ciudadano del lugar (ex intendente), Eugenio Carlos Tau, presentaron una nota ante el intendente municipal Marcos Fernández solicitando su gestión para esta obra. El expediente fue caratulado como T042 y la fecha de ingreso al municipio data del 6 de febrero de 2017. Hubo otras presentaciones por la misma vía solicitando informes sobre “el estado actual del trámite iniciado”, sin suerte alguna.
Llegamos al año 2022 y aún con la intendencia de Marcos Fernández, funcionarios municipales anuncian el proyecto del cementerio, con la explicación que brindara el secretario de Planeamiento para el Desarrollo Sostenible de Monte Hermoso, el arquitecto Daniel Pedroni.
La obra estaría emplazada en terrenos cedidos por la gerente de “El Recreo”, Patricia Brusco. Consiste en 19 hectáreas de su campo, de las cuales cinco serían destinadas al cementerio propiamente dicho, que tendría el nombre de “Jardín de los presentes”. Estaría ubicado a unos cinco kilómetros de Balneario Sauce Grande (en su sector céntrico).
Sería un cementerio parque cuya naturaleza no afectará al ambiente y estaría por fuera de la zona de recarga de agua. No existiría la posibilidad de poner féretros bajo tierra, buscándose otras alternativas, como la cremación o el nicho. Es decir, la promesa es cuidar el impacto ambiental.
Pero más allá de los bombos y platillos con los que fue anunciado, no hubo más noticias.
Al día de la fecha, la señora Brusco expone desentendimientos legales con el municipio (que off the record se expresa que tienen que ver con la cesión de tierras). Es que la señora cede sus tierras para que se haga un cementerio, no autoriza ningún otro tipo de proyecto que sea rentable o que el municipio quiera aprovechar para comercializar.
Es decir, no sería una donación, sino una cesión. A esto el municipio no quiere consentir esas condiciones y por esos motivos no se firman los papeles que oficializan esta propuesta y por ende, no se pone en marcha.
A todo esto, la población montermoseña sigue esperando para –por fin– enterrar a sus muertos en el lugar que ellos eligieron para vivir.
*Foto del encabezado, cementerio de Oriente, Coronel Dorrego