El ingreso por el doble portón de calle Azara, casi en su unión con avenida Pringles, te pone en clima rápidamente, los rayos de luz que se filtran por los ventanales brindan un show especial de brillo y color al hacer reflejo en las bolas espejadas y los dos sillones, solitarios y enfrentados, en el medio del salón de fiesta esperan por una nota que tendrá como base de partida el origen mismo de la historia: 20 de noviembre de 1997.
“Ese día se hizo el primer evento y es un orgullo poder estar celebrando 28 años ininterrumpidos de un servicio familiar que llevamos adelante con seriedad, compromiso y perfeccionismo, características que nos distinguen entre los mejores cinco organizadores de eventos sociales de Bahía Blanca”, empezó diciendo Rodrigo Norberto (el segundo nombre en honor a su abuelo materno) Córdoba, encargado general y líder de Córdoba Recepciones, un salón integral de eventos, tal como él lo definió.
La idea inicial surgió se su padre Miguel (fallecido en 2012), y la primera sociedad para el resurgimiento empresarial fue con su hermana Cristina, tía de Rodrigo.
“Te voy a tratar de sintetizar como empezó todo: a mediados de la década del ’70, mi viejo compra un almacén con mi mamá (Norita), a fines de los ’90, ese almacén, emplazado en la esquina de Undiano y Berutti, se convirtió en una rotisería, y el paso siguiente fue armar un saloncito en la terraza de ese salón para ofrecer un servicio de catering”, articuló “Rodri” con suntuosidad en los detalles.
Y siguió: “La demanda hizo que el servicio se extienda con traslado de comida a los distintos eventos, y las recurrentes preguntas de los clientes le despertó a mis padres la necesidad de buscar un salón propio para centrar el servicio en un solo lugar. Ahí nació Córdoba Recepciones, una sociedad familiar (que hoy comparte con su madre y su tía Cristina) que creció en este mismo edificio de Azara 1020”.
Un giro corporal de 180 grados y los ojos bien abiertos alcanzan para contemplar la belleza de un salón con capacidad para 130 comensales. Las mesas preparadas con manteles negros y blancos ofrecían un contraste de lujo con los portaplatos de acero inoxidable y las copas de cristal, y el silencio denotaba que había pasado otro fin de semana a un ritmo abrumador.
“Teniendo en cuenta la actual situación del país, donde todo es muy raro porque no sabés cuando tenés que esperar o en qué momento arriesgar, conseguimos estar bastante bien posicionados. Atravesamos un buen momento y es una bendición que la gente siga confiando en nosotros para realizar un evento”, reflejó en relación al presente de CR (Córdoba Recepciones).
“El boom, cuando más trabajo tuvimos, fue entre 2007 y 2011, aunque hoy no nos podemos quejar porque podemos seguir manteniendo el grupo (son 15 empleados entre mozos y cocineros), la estructura y la vara alta en cuanto a la prestación de un servicio de excelencia”, reflexionó sin necesidad de retornar al pasado.
—¿Qué evaluación hacés del nivel festivo de la sociedad bahiense?
—A veces escucho que la gente anda triste por la calle, pero yo veo que tiene ganas de festejar, de reír, de compartir. Después de la pandemia hubo un cambio muy grande, para bien por supuesto.
Nuestro fuerte fue y es el Cumple de 15, pero se anexaron otros festejos que antes no existían o no se realizaban en estos lugares, como aniversarios de casados, agasajos empresariales y cumpleaños de 30, 40, 50 y más…
“La gente se cansó de estar encerrada y una forma de liberarse fue organizando los eventos que siempre hizo en su casa en otro lugar, y cuando nos buscan a nosotros tratamos de brindarle un servicio que, antes de concretarse, tiene como filtro dos entrevistas (se explica el modo de organización y manejo del evento) y la firma de un contrato”.

Rodrigo aclara que la agenda de reservas está completa hasta fines de 2026, aunque ojeando las últimas hojas de la carpeta me confirma que también hay algunos eventos tomados para 2027.
“El que desea contratar este servicio debe saber que las reservas se están tomando un año y medio antes del evento; es una cuestión de demanda, hasta hemos llegado a atender 20 consultas en un día”, responde mientras percibe que en un mismo fin de semana se realizarán dos fiestas temáticas: una de disfraces y otra de “Rock de los 80” (es decir con vestimenta típica de esa época).
“Nosotros, como organizadores, tenemos que saber todo, qué tipo de evento se va a desarrollar, cuántos son los invitados y qué van a traer fuera del servicio que solemos prestar, que incluye catering, DJ, servicio de mozos y salón decorado y ambientado para la ocasión”, informa sin “machete” y de corrido.
Monte, una posibilidad: ¿en serio?
Además del salón de fiestas cuyo frente da hacia el parque Independencia, CR cuenta con la Quinta Córdoba, emplazada en la ruta 3 norte, kilómetro 673.
“Es un lugar de eventos informales, así lo llamo yo, y es para pasar el día, con una sala-quincho para 50 personas, pileta, parrilla, amplio parque y cancha de fútbol. No ofrece servicio, es decir que la comida (asado o lo que se pueda cocinar al horno) te la tenés que llevar vos”, dio a conocer este emprendedor de 48 años que continuó con el mandato de su padre y lo va a seguir hasta que la vida se lo permita.

—Noto como que algún proyecto anda dando vueltas por esa cabeza. ¿Sí o no?
—Llevar a Córdoba Recepciones a Monte Hermoso, ¿por qué no? Lo vengo pensando desde hace un tiempo, pero no me apures ni me quieras sacar data porque no hay nada concreto… (risas). En Monte, que crece a pasos agigantados, no existe un lugar así y sería bueno ser precursores, pero del dicho al hecho…
“El montehermoseño no quiere viajar más, pretende tener todo en un mismo lugar, que le den el servicio sin depender de Bahía, y esa sería la base fundamental como para embarcarme en un proyecto que por ahora no veo tan cerca”.
—Este verano no, el próximo tal vez…
—Ja, ja. Lo voy a analizar seriamente. La gente de la región hace muchas consultas para organizar eventos, sobre todo de padres que tienen a sus hijos estudiando en Bahía o de familiares directos que se alejaron de esta ciudad pero siguen teniendo parientes o lazos afectivos acá.
“Siempre fuimos una empresa pareja en la prestación del servicio. Y en el umbral de los 30 años podemos asegurar que el prestigio que conseguimos nos da la posibilidad de estar organizando eventos por herencia familiar: del hijo al padre y del padre al abuelo. La que festejó acá su cumple de 15 hoy contrata Córdoba Recepciones para su casamiento, y de paso pregunta para celebrar el cumple de su papá o de su abuelo. Es emocionante”.
—¿Cuál es la fórmula?
—Brindar un servicio seguro, de calidad, calidez y donde el trato sea educado y convincente de principio a fin. La clave es dar el servicio que ofreciste en el primer contacto con el cliente, ni más ni menos que eso. La idea es que vengan, se sientan cómodos y disfruten.
—En el nombre del padre, ese sería un buen título para la nota…
—Ufff, sí. De mi papá aprendí todo, porque observaba cómo trabajaba y cómo se desenvolvía en los distintos vericuetos del rubro. A los que me preguntan por él, les cuento que lo mejor de mi padre era el trato con la gente y saber vender el producto. Tenía un tacto especial para manejar a las personas, sobre todo el día del evento, antes de que empiece todo. Entendía cómo tranquilizar al ansioso, al que estaba nervioso, al que se emocionaba, era el director de orquesta de un lugar que él mismo convirtió en mágico y grandioso.
“Muchos preguntan ‘¿y va a salir bien?’, y como respuesta ofrezco el consejo que me daba mi viejo: ‘Mirá Rodrigo, siempre debés tener en cuenta que la fiesta es única e irrepetible, y es por eso que si nos equivocamos, no hay vuelta atrás, es decir, no existe solución. Hay que estar atentos y dar lo mejor de nosotros, porque la fiesta debe ser inolvidable para el que te contrata pero también para vos’. Sabias palabras”.
—Una ley de vida
—Cuando mi papá compró este lugar yo tenía 20 años, y crecí ayudándolo, mezclando la pasión de lo que me gustaba con el compromiso social. Me hace muy feliz ver crecer a Córdoba Recepciones, y en honor a él, que la peleó desde abajo y nadie le regaló nada, voy a seguir mientras la vida me lo permita.








