En la intensidad de su mirada y en la seguridad de sus palabras se pueden percibir los sueños que persigue desde los 10 años, cuando se sentó frente a sus padres para comunicarles que su amor por la música le había despertado sensaciones y deseos que quería empezar a experimentar.
Desde ese momento, el futuro de Lucía Davit fue forjando un destino repleto de bondades y oportunidades que le siguen abriendo el camino hacia lo que realmente pretense ser: una reconocida y renombrada artista profesional.
“Esta historia empezó desde muy chica, cuando en el living de mi casa cantaba y bailaba con mi mamá (María de los Angeles Quiroga). Al principio fue un juego, gastaba todas las energías saltando y corriendo de un rincón a otro, aunque más allá de la diversión la música siempre me despertó respeto y admiración”, fue el adelanto de esta perseverante y multifacética soprano que vive en el barrio porteño de Palermo desde que terminó el colegio secundario.
“A los 7 años empecé a ir a catequesis a la iglesia San Roque, me pasaba horas mirando los ensayos del coro y un día, al llegar a casa, le dije a mi mamá: `quiero aprender a tocar la guitarra´. Empecé a tomar clases con la profe Estela, una amiga a la que quiero mucho, y de a poquito me fui enganchando en el coro de la parroquia. Practicaba todos los días y cada tema que escuchaba lo trataba de sacar con el instrumento”, declara quien actualmente estudia música en la Academia “Otro Mundo”, de Cris Morena, famosa en zona norte y todo Capital Federal.
“Cuando mis padres se dieron cuenta de que estaba muy enganchada, me compraron mi primera guitarra; fue un regalo para Navidad y uno de los momentos más emocionantes que vivimos como familia. No tardé mucho en empezar a tocar en los actos de la escuela y en las distintas fiestas, sin sentir vergüenza porque estaba descubriendo mi gran pasión”, recordó sin el menor de los remordimientos.
-¿Pasión que heredaste o que elegiste prácticamente sin darte cuenta?
-No tengo parientes músicos y nadie me inculcó nada, fue puro oído, escuchar cualquier tema y quedar fascinada, ya sea de la voz, de los arreglos, de los acordes y de todo lo que rodea a una canción. Un día, a los 10 años, pensé “quiero hacer eso” y arranqué. Hoy estoy completamente enamorada de la música. Y de ahí, los primeros pasos: “Los encuentros familiares, los cumples, casamientos y asados con amigos”, esgrimió.
-Me da la sensación de que sos de hablar poco pero de cantar mucho.
-Ja, ja, linda definición. La guitarra y la música me hacen revelar; cuando enfrento al público se termina el mundo, soy yo con mis melodías y mis sueños.
“A los 12 años decidí empezar a educar mi voz, así que me anoté en la escuela que Valeria Linch tiene en Bahía para estudiar canto. Como lo mío era todo oído, necesitaba una formación, así que ese fue mi bautismo de fuego. Después me seguí perfeccionando con profesoras particulares, y eso me llevó a cantar en distintos lugares”.
-¿Por ejemplo?
-En los teatros Don Bosco (2016) y Municipal (2018), además del Shopping y distintos bares y pubs de Bahía, aunque también lo seguía haciendo en los campamentos juveniles, en los viajes escolares y en eventos donde me invitaban. Como estudié acrobacia aérea en la escuela de Pitu Blázquez, era una fija cantar en los shows de cada cierre de año que él organizaba en el teatro Municipal.
Egresó del primario en el colegio Juan José Passo y el secundario lo completó en dos partes: Claret y San Cayetano. Y de ahí a Buenos Aires con el único fin de ir amoldando su perfil profesional.
“Como quería educarme específicamente en el género, arranqué a estudiar Musicoterapia en la UBA, aunque nunca dejé de tomar clases con profesionales particulares. Fue una etapa brillante donde se dieron un montón de experiencias que me hicieron crecer. Conocí a varios artistas famosos, a muchos productores y hasta tuve la oportunidad de hacer una obra de teatro infantil”, cuenta quien no hace mucho la “rompió” en el escenario del Centro Cultural Recoleta.
-¿Cómo actriz o como cantante?
-Como sabía cantar y era bastante cara rota para actuar, mi primer papel fue de princesa en una obra musical que ponía a muchísimos personajes en escena. Me gustó tanto que seguí con ese proyecto durante tres años, hasta que un día, cuando estaba dispuesta a hacer mi propia carrera y a componer mis propias canciones, un productor me pidió que les mande mis ideas: letras que compuse con guitarra y voz. Desde ese día comencé a escribir mi propia música.
“En ese momento, un compañero de una obra teatral me aconsejó ir a audicionar a la Academia de Cris Morena porque él estaba seguro de que yo podía entrar. Me presenté en un casting demasiado exigente, muy selectivo, pero a mi me ayudó que yo cantaba, componía y actuaba”.
-¿Estuviste mano a mano con Cris Morena?
-Sí, antes un amigo, Joaquín Ochoa, quien trabajó con Cris en la serie televisiva Aliados, me preparó mentalmente para que yo puedo deslumbrar, porque tenía que estar diez puntos si quería pasar la audición. Mandé el mail junto al demo (video), y al mes me llamó Cris diciéndome “Vení que te quiero ver en persona, te voy a audicionar yo”.
-Me imagino la emoción.
-Más ansiedad que nervios. Frente a ella canté, actué y cumplí con todas las pautas que me fue pidiendo. Al otro día me avisaron que había quedado; fue como tocar el cielo con las manos, por eso me estoy dedicando cien por ciento a terminar la carrera (es de cuatro años con presentación de tesis en el último y “Luchi” cursa actualmente materias de segundo y de tercero).
“Promocioné algunas asignaturas por mi conocimiento de música, es como que me dieron la posibilidad de saltear todo lo referente a la teoría. Te recibís de músico e
intérprete de artes escénicas y la salida laboral se puede dar por el lado del canto, la actuación o la producción. Estoy muy feliz, es una formación súper exigente y completa”.
Se hace camino al cantar
Cuando superó la audición en la Academia de Cris Morena, la cantautora criada en el centro bahiense ya daba sus primeros indicios como solista: “Estaba por sacar mi primer tema, mi cabeza iba a mil con la idea de hacerme conocida por mi propia música”, remarca con entusiasmo.
-¿Publicaste alguna canción?
-Si, cinco, todas con letra, música y producción propia. La primera se llama “En Secreto”, la segunda “Lo mismo de siempre” y después aparecieron casi en la misma época
“Balada” (una versión lenta), “Sintonía” y “Stream love”, este último realizado con la colaboración de un artista que conocí en el programa “Nadie dice Nada”, que conduce Nicolás Occhiato por una canal de stream.
-Esos cinco temas, ¿tienen alguna relación entre sí?
-Son canciones sencillas, de estilo propio, con muchos acordes de guitarra, detalles de sonidos –no pistas—y con derivaciones al pop (menos la balada, claro). Tienen relación con mi vida personal, con experiencias que acompañaron mi crecimiento, aunque también tengo mucha imaginación y creatividad para inventar historias. Pero sí, me gusta cantar representando algo que haya vivido o que haya escuchado.
“Si de esos cinco temas tengo que elegir uno, me inclino por ´Sintonía’, el anteúltimo. Tiene mi estilo bien marcado y es el que más escucha la gente, por su melodía o letra, no sé, pero es el más elegido. También le tengo mucho cariño al primer tema, porque a partir de ahí me animé a dar el salto de calidad, a seguir componiendo y creando. Seguramente me iré perfeccionando, pero ´En Secreto´ fue el que liberó la música que yo quería expresar”.
-¿Y covers?
-Así arranqué y hoy cuento con una variedad infinita de estilos. Depende del evento, elijo que cantar, porque a veces el clima da para rock, salsa o cumbia. Por lo general la gente aclama música movida, mucho pop, latino o en inglés, y yo trato de satisfacer a los presentes con los gustos populares. Por ejemplo, para empezar Soda Stereo o un clásico de alguna banda nacional.
“En este momento estoy perfilando un estilo que vaya con lo que soy, aunque no es fácil. Armo los recitales en base lo que pueda exigir el que escucha, teniendo en cuenta que el abanico de temas es superior a los 100, Es necesario apuntar a lo específico, aunque después, en el lugar del hecho, el acting puede salir para cualquier lado. Ya me pasó. Creo que lo mejor para un cantante es saber de todo, escuchar de todo y poder nutrirte de distintos géneros para poder defenderte ante lo que sea”.
Toma un sorbo del café que ya se había enfriado y en un segundo deriva la charla hacia otros de sus emprendimientos.
“A la tarde, después de cursar, grabo publicidades de imagen. La que más me impactó fue la que hice con Lali Espósito, de Sedal, donde estuvimos casi todo el día juntas. Fui el doble de ella, mostré mi pelo pero no mi cara; una experiencia increíble y por demás divertida. Me convocaron de una agencia por el parecido físico, me conocían de otros trabajos anteriores, y con Lali congeniamos en todo”.
-Además de la guitarra, ¿tocás algún otro instrumento?
-Sí, piano. Me ayuda mucho a abrir la mente, a componer, a hacer ciertos arreglos que con la guitarra no se puede o no quedan bien. En este momento estoy aprendiendo producción musical, y el piano es clave para poner en práctica todo lo que escribís.
Recuerdos que no puede olvidar
“Tengo varios sueños, pero uno es muy particular: cantar en Monte Hermoso, en la Fiesta de la Primera, en el verano… Ufff…, es la imagen que se me viene a la cabeza cuando me tranquilizo y pienso en el mar”, refresca Lucía en su memoria, contemplando vacaciones pasadas y momentos presentes.
“Desde que tengo uso de razón, Monte Hermoso es primavera y verano; es la playa donde mejor la pasé, es el encuentro con amigos, es acostarse tarde y levantarse temprano, es el imperdible atardecer en el mar…”, describe inspirada.
-Se viene la Fiesta de la Primera y mi duda es: ¿Vas a ir como estudiante o como artista?
-Voy a todas las Fiestas, me encantan, las disfruto, y sería un lujo si me dan una oportunidad de compartir escenario con músicos y bandas que juntan a miles de jovencitos (y no tanto) para hacerles pasar un día genial. Soy bahiense y me sentiría local ante un público que sé que me va a apoyar.
“Me considero una artista por la trayectoria que llevo, por el amor que le dedico a lo que hago y porque gasto el tiempo que sea necesario para pulir mi voz y perfeccionarme. Disfruto de todo esto, me encanta subir al escenario, arengar a la gente y lograr un show donde todos se sientan a gusto. Vi muchas fiestas desde abajo, me encantaría ver a Monte desde arriba –de las tablas–”.
-¿Cantaste en el programa “Ahora caigo”, que Darío Barassi conduce en Canal 13?
-Ja, ja si, participé y canté. Me encantan las cámaras y voy a donde me invitan, estoy en el proceso de querer hacerme conocida, pero no por “Cholula”, solo por el arte que llevo en mi sangre y que quiero difundir.
“Por ese motivo quiero actuar en Monte, una ciudad muy particular, un lugar muy arraigado a mis sentimientos donde se organiza una fiesta con un prestigio y un sentido de pertenencia que no ves en otras celebraciones provinciales o nacionales. Ahora, estando en Buenos Aires, los tiempos me apremian día a día, pero así y todo me hago un hueco para ir a tocar la arena y el agua salada”.
-¿De dónde?
-De Monte, no hay nada igual.
-¿Cuándo el primer disco?
–Está en los planes. Si voy a la Fiesta de la Primavera cantaría mis cinco temas y alguno más que ya tengo en carpeta, que se encuentra en plena producción. Te digo más, sería una canción que estrenaría en Monte.
–¿En serio o es un simple deseo?
-Muy en serio. La letra está, y lo estoy ensayando con banda por si me tengo que presentar en un 3lugar grande, abierto y al aire libre. Es un tema solista, como todos los que son de mi autoría, pero para cantar en vivo es bueno contar con el soporte de una banda. En vez de cantar con pista, es mejor con músicos que toquen ahí. Es todo mucho más orgánico y la gente se prende. Se genera otra energía.
-¿Con qué frase cerrarías la nota?
-Estoy convencida de que la ilusión es la madre de los sueños, y que para querer ser hay que arriesgar. Lo que hago, es con absoluta pasión y dedicación, no conozco otra forma. Y como se me van abriendo puertas y oportunidades, considero que “es por acá”. Voy a insistir hasta donde pueda, para pisar los escenarios más grandes y poder viajar hasta donde más brillen las estrellas. Si ese lugar existe, ahí quiero llegar.