Mensaje del párroco Walter París en ocasión de la celebración de la Pascua

La comunidad católica celebra la Pascua y el Padre Walter París, párroco de la Parroquia Stella Maris de nuestra ciudad, envió su mensaje alusivo.

Padre Walter Paris

Todos los años la celebración de la Pascua nos pone en la perspectiva de que el centro de la existencia es dar la vida por los demás. La contemplación de Cristo crucificado y el triunfo de la Resurrección, a partir de esa entrega, es un desafio porque todo renace cuando uno lo entrega. Nuestra vida renace cuando la entregamos, nuestra sociedad renace cuando tomamos en serio a los demás.

 Todo lo contrario sucede  cuando nos centramos en nosotros mismos, cuando nos olvidamos del otro, cuando dominan los intereses personales, ahí nos vamos marchitando.

Cada celebración de la Pascua nos viene a recordar que se renace en todos los aspectos de la realidad, cuando damos la vida por los otros. Esto es lo que muestra Jesús en la Cruz: El está presente en medio de la comunidad, porque lo que vence la fuerza destructiva del mal, es dar la vida, amar dando la vida.

Por eso la Pascua tiene un significado tan grande y le llega a mucha gente que quiere acompañar a Jesús. Aunque se olviden de El, durante todo el año, Jesús siempre espera a sus hermanos, y Dios Padre a sus hijos, para hacer memoria de este gran acontecimiento que domina toda nuestra vida. Porque los padres dan la vida por sus hijos, los amigos dan la vida los unos por los otros, porque la dinámica de todo lo que existe, es una dinámica de donación permanente, de donación y de renacimiento. No hay manera de renacer si no es donándonos.

¡Que la contemplación de Cristo crucificado y a su vez la experiencia de Cristo presente, nos ayude a arriesgarnos permenentemente a dar la vida por los demás!

Incluso en este momento donde ya no estamos confinados, pero sí, ante el peligro de un rebrote de la pandemia, recordar que cada gesto que tenemos, sea para ayudar a los hermanos .

Que esta Pascua nos permita experimentar la presencia del Señor y arriesgarnos a ese paso de entregarlo todo para RENACER.

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