Recuperando lo que le robaron

Recuperando lo que le robaron

Más allá de la ola de frío, viento, lluvia, agua nieve y resfríos que Monte Hermoso, la región y el país están atravesando, nuestras costas sufrieron la semana pasada una importante sudestada y sudoestada que dejó una huella importante en la zona costera.

No deberían llamar la atención estos aspectos climáticos, ya que son frecuentes, debido a que la ciudad está instalada a la orilla del mar. Sin embargo, esta vez fue diferente. No solo que duraron dos pleamares, sino que realizó gran cantidad de roturas, incluyendo no solo la rambla de madera sino también construcciones de material en la Villa Faro Recalada.

En un razonamiento lógico podremos pensar que el mar está recuperando territorio que le pertenece, pero la situación a ojos de los expertos, preocupa bastante porque esto no es consecuencia de una sola acción, y tampoco se resuelve fácilmente.

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El avance del mar sobre las costas se produce por la conjunción de varios factores: el cambio climático, la erosión costera, las inundaciones, la pérdida de playas. El calentamiento global provoca la expansión térmica del agua y el derretimiento de los glaciares y mantos de hielo (esto ya está sucediendo) elevando el nivel del mar. De este modo, entonces, cuando se suceden las sudestadas, provocan mayor cantidad de daños y roturas, debido a que el nivel del mar está más elevado. Y si a esto le sumamos la mano del hombre, que ha construido en las zonas costeras sin respetar dunas, médanos y espacios propios de la costa marina, sucede esto: daños, roturas, inundaciones, avance peligroso sobre las poblaciones.

«Hay una erosión generalizada en el norte de General Pueyrredón y sur de Mar Chiquita, pero también en la costa de Villa Gesell y Pinamar y ya hay localidades del partido de La Costa, como Mar del Tuyú, Santa Teresita y Las Toninas, que se están quedando sin playa», precisa Federico Isla, investigador superior del Instituto de Investigaciones Marinas y Costeras (IIMyC- CONICET, UNMDP) a la Agencia CTyS-UNLaM.

En los registros de marea de todo el mundo, desde 1993 se puede observar un aumento antropogénico de la misma. Por ello no sorprende –pero sí preocupa– la reciente noticia del desprendimiento del témpano más grande del mundo en la Antártida, que navega por estos días a la deriva por el océano.

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«Lo que prevé el Panel de Cambio Climático (IPCC) es que el nivel del mar se va a incrementar. La incógnita es cuánto va a aumentar para el año 2100. Muchos municipios ya tienen problemas por esto y se espera que las sudestadas del Atlántico sur sean cada vez más intensas y recurrentes», alerta el investigador del CONICET.

Según datos del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), el nivel medio global del mar aumentó aproximadamente 20 centímetros entre 1901 y 2018, con una aceleración notable en las últimas décadas.

Las mediciones satelitales más recientes indican que la tasa actual de aumento es de 3.7 milímetros por año, más del doble que durante la mayor parte del siglo XX.

La provincia de Buenos Aires experimenta una crisis progresiva. Los aproximadamente 400 km de costa atlántica bonaerense presentan múltiples puntos críticos donde el avance del mar se hace cada vez más evidente, y este fenómeno se identifica en toda la costa, la zona norte y la zona sur, donde está incluido Monte Hermoso.

Pueden visualizarse estas cuestiones referidas a todas las localidades de la costa bonaerense en el sitio

https://decontenido.com/costa-atlantica-argentina-indefensa/

Existen leyes provinciales que regulan el uso del espacio público, habría que saber a ciencia cierta si las mismas se están respetando, ya que este fenómeno no es nuevo y si bien ha sido previsible, tal vez los elementos de control no han sido lo suficientemente estrictos como para asegurar las medidas de protección y cuidado.

Necesitamos una legislación que cuide las playas. Pareciera que esta es una asignatura pendiente, ya que tal vez no se han tenido en cuenta las consecuencias del incremento de estos factores ya mencionados. Podría pensarse que existen normas que no se cumplen y las consecuencias están a la vista: casas derrumbadas o al borde del derrumbe por la lenta pero constante desaparición de las playas. Las normativas vigentes son el decreto ley 8972/77 y el decreto 3202/06, que pautan restricciones de ocupación para la ampliación de loteos y para la ampliación de núcleos urbanos.

¿Cómo se abordan entonces estas problemáticas?

Por supuesto que el abordaje debe ser multidisciplinario. No se trata de un abordaje aislado o legislativo solamente, el mismo debe ser integral. En primer lugar, es sumamente importante lograr la comprensión de la problemática para poder dar inicio a la gestión. Las causas ya están identificadas, ahora hay que abordarlas.

El alza del nivel del mar es ya una realidad y las implicancias de este fenómeno son significativas en toda la costa marítima y en lo que a nosotros respecta, también aquí. La respuesta a esta realidad nos pide comprender que el cambio climático está fogoneado por las acciones de la naturaleza a consecuencia de las de los hombres. Por lo tanto, lo que debería hacerse primero es trabajar en este tema a nivel mundial, en una cuestión que ya tiene muchas décadas de identificación, numerosas explicaciones pero pocas acciones para detener esta cuestión grave que requiere acciones inmediatas.

Se necesita también un compromiso político real, que involucre decisiones firmes y contundentes, ya que la legislación existe y tal vez requiera de mayor monitoreo y control. Es hora de pensar a largo plazo. Los daños ya nos están demostrando que esto no dará marcha atrás si no se toman medidas y si no se cambia la mirada.

No puede la mano del hombre detener lo que la naturaleza reclama, a menos que se tomen medidas firmes, contundentes y que garanticen resultados positivos. Y para eso también, colabora la ciencia.

Pero es necesario un abordaje planeado, planificado y urgente.

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