Rubén Kravetz, autor de la foto viral del doble arco iris en Monte: «Nunca había visto algo así, me temblaba la mano»

Nos acercamos a conversar con el artista que inmortalizó un momento único, en una imagen que viajó por el mundo.

Rubén Kravetz Monte Hermoso autor de la foto del doble arco iris

Rubén Kravetz

Por Mónica Carmelino.

Quizás no tengamos muchas oportunidades de ver una imagen de la naturaleza tan suprema como fue la que retrató Rubén Kravetz (58 años) con su cámara, inmortalizando ese mágico momento que mostró la belleza de nuestra ciudad coronada con dos magníficos arco iris. Un atardecer maravilloso. Un momento único. Un hombre que lo captó y nos lo regaló. Una imagen que se viralizó.

Por eso es que quisimos acercarnos y conocer más a su autor. Y nos encontramos -como no podía ser de otro modo- con un ser tan mágico como la magia que refleja en cada una de las cientos de fotografías que diariamente comparte generosamente, como un artista pleno y feliz.

Rubén Kravetz, de profesión mecánico dental, enamorado no solo de Monte Hermoso, donde de a poquito se fue quedando, sino también de la magia de la fotografía, de los momentos compartidos, de sus hijos y sus amigos, de la sorpresa que cada día capta con su cámara, y que refeja -lo explica claramente- su mirar.

La fotografía que recorrió las redes sociales y que replicaron varios medios de comunicación nacionales

Le preguntamos cómo fue ese momento, cómo lo captó. Como ya lo dijo públicamente, su amigo Lucas Mazzarini le avisó que este fenómeno estaba sucediendo en ese momento: «Yo había venido ese día de sacar múltiples fotos porque fue un día extraordinario, increíble; cambiaban los colores todo el día, de la mañana a la noche, estaba en casa revelando unas fotos y esperando la puesta de sol, y Lucas me llama y me dice que mire al este, que hay algo extraordinario» recuerda con alegría. «Nunca había visto algo así, me temblaba la mano, agarré la cámara y retraté» repasa con la humildad de los que aman lo que hacen.

«Nunca había visto algo así, me temblaba la mano, agarré la cámara y retraté»

El momento fue breve, sólo pudo sacar unas diez fotografías, pero bastó para reflejar la maravilla de la naturaleza, en ese instante, en ese cielo, en el ojo de una cámara y la mirada de un artista. «El momento no duró mucho, aunque duró más de lo normal, porque fue una luz perfecta -eso tiene que ser perfecto».

Rubén en Aldea Restó, posando sobre el mostrador adornado con una de sus fotografías.

«Todo se puede hacer si uno está rodeado de buena gente» reflexiona, repasando sus vivencias y sus actividades. Habla con orgullo de su padre que peina más de 80 años y que le ha dado todos esos consejos de sabiduría de vida; de sus hijos adolescentes, de los deportes acuáticos que desarrolla en una acción cómplice con el viento y el mar, en el arte de su oficio, en el disfrute de la vida.

«Todo se puede hacer si uno está rodeado de buena gente»

«Dios nos da una herramienta que es la aceptación y el tiempo, y al margen de eso, al recordar a las personas, no mueren» dice con esperanza y fe.

Se reconoce hombre creyente de lo que cada uno es y tiene. Referenciando a la Madre Teresa de Calcuta recuerda que ella decía: «No vengan a Calcuta, porque cada uno tiene a Calcuta en su ciudad», contándonos que en esta época de pandemia, sacó el 99% de sus fotos en un espacio de un kilómetro y medio a la redonda de donde él vive, y pudo así mostrar la maravilla de lo que nos rodea, sin necesidad de ir a buscarlo más lejos.

Contándonos de su historia con la fotografía, recuerda a su profesor Aldo Ferrari de Punta Alta y rememora que desde muy joven se sintió cerca de este oficio, aunque nunca lo hizo para ganar dinero. Recuerda que se contactó con Ferrari pidiéndole fotos de las prótesis, pero que él le planteó que mejor le ensañaba, para poder hacer las fotos a su gusto.

«Acá en Monte Hermoso tenemos gente de primera en fotografía» nos dice, y acompaña esta aseveración nombrando a Fabio Latorre y a Luis Sosa. «Yo lo que muestro en mi fotografía es mi camino» asevera, como intentando resumir que la fotografía debe mostrar lo que uno es, sin mostrar preferencias -ante nuestra pregunta- por el paisaje, o los animales, o las personas. «No podés dar lo que no tenés» expresa convencido, cuando analiza que muchas veces en la inmediatez de la fotografía posamos con una sonrisa o con una situación, que no es en realidad lo que verdaderamente uno lleva adentro.

«Dios nos da en cada minuto algo extraordinario (…) lo que muestro en mi fotografía es mi camino».

Insiste en rescatar el valor de la autenticidad, «yo recomiendo en la vida que no hagan números. Vinimos por un tiempo, esto es limitado; hagan cuánto quieran hacer y que no les importe un ‘like’. A mí no me importa», expresa coronando la afirmación con una gran sonrisa.

Rubén Kravetz: arte, talento, energía, grandeza de espíritu, alegría, amabilidad, atención y ¡amor por el café! Un hombre que da, que aconseja que cada uno vaya por su propio camino. Una persona que valora lo simple. «Dios nos da en cada minuto algo extraordinario. Todos somos distintos y todos nos tenemos que comprender» afirma, cerrando esta amena charla con una cuota de sabiduría.

 

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