Si «te ponen en un brete» «no tires la toalla». Significado y origen de esas expresiones

Brete

Se utiliza la expresión «poner en un brete» (o «estar en un brete») para indicar una situación de aprieto en la que alguien no tiene modo o medios para evitar una dificultad.

La frase «tirar la toalla», por su parte, significa rendirse, abandonar o desistir de un propósito, de un proyecto o una tarea.

Poner en un brete

«Brete» refiere a una especie de cepo de madera que se le colocaba en los pies a los reos en la antigüedad con la intención de que no pudieran escapar.

Muy utilizado durante la Edad Media y en la época de la Inquisición, formaba parte de los diferentes mecanismos de tortura que se utilizaban, en este caso para inmovilizar a un preso para que confesara mientras se ejercía algún otro tipo de castigo.

También eran habituales los bretes en las plazas de cualquier población, donde se colocaba al preso a modo de escarnio público. Algunos de esos cepos también amarraban por el cuello o las muñecas al reo. El  aprisionar e inmovilizar para que tuviera escapatoria fue lo que dio origen y sentido a la expresión.

Con el tiempo, el término brete, derivado del alemán antiguo «brett», cuyo significado era «tabla», comenzó a utilizarse en el ámbito campero para denominar así al pasadizo estrecho hecho con tablas que sirve para inmovilizar a los animales durante una acción requerida, como revisión o tratamiento sanitario o vacunación, por ejemplo.

Tirar la toalla

Tiene su origen en el ámbito del boxeo. Cuando el entrenador o preparador de un pugilista estima que su dirigido está al límite de la resistencia y no se encuentra en condiciones de continuar combatiendo tiene la opción de arrojar una toalla al aire (que debe caer dentro del cuadrilátero) como símbolo de abandono de la lucha para evitar daños mayores.

Existe otra teoría (tildada de falsa por estudiosos serios) que sitúa el origen en tiempos de la antigua Roma, explicando que en las termas donde se reunían los hombres, la forma de aceptar una insinuación o coqueteo homosexual era dejar caer la toalla al piso.

De propina: «emperifollarse»

La palabra deriva de «perifollo», una planta herbácea similar al perejil, muy utilizada en cocina dado que es muy aromática, poseedora de un aroma que mezcla perejil y anís.

Algunos cocineros abusaban de su empleo, sobrecargando el adorno de algunos platos, que pasaron a ser conocidos como emperifollados, trasladándose el término para hacer referencia al «que está adornado o arreglado en exceso».

Sinónimo de «emperejillarse», del verbo emperijellar, cuyo significado para la RAE es «adornar a alguien con profusión y esmero», al que remite el diccionario cuando se busca emperifollar.

Salir de la versión móvil